Wednesday, July 5, 2023
¿QUÉ ES UN "HOMO SAPIENS" VIEJO Y PELLEJO?
Rousseau
Originalmete publicado Oct. 20, 2010
El mono-vestido nunca fue viejo.
Este es un fenómenomeno muy reciente.
Llegó con el incremento del llamado "standar de vida", cuándo unas clases sociales empezaron a vivir, ricachonamente, a costa del trabajo de las otras, y entre ellas se obtuvo --a costa de la pauperación de los otros-- un llamado 'standar de vida' que produjo una mejoración nutricional,
atención médica,
higiene,
redes sanitarias,
adelanto de las ciencias,
medicinas,
cuidados corporales,
y una nueva psicofilosofía de tratar de sonreir más con el paso de los años para huír de la tragedia interna que se producía al perpetuar cronológiamente aún mas la miseria y el hastío humanos
--entre otros carromatos-
Y asi comenzó a extenderse nuestra estancia en éste planeta. Antes, las gentes se morían cuando se tenían que morir, ahora nos morímos
cuando hace ya mucho rato
que teníamos que estar muertos.
Y esto ha creado muchísimos problemas y disgustos físicos y metafísicos, sencillamente, hemos prolongado el sufrimiento la angustia existencial, los hipocondrismos, las paranoyas, el aburrimentio, el tedio, y el hecho de pasar, como vegetales inútiles, la última parte de nuestra vida. Pero como nos movemos cuantitativamente, el hecho de acumular y coleccionar cantidades de años, records de tiempo y almanaques, poderoso instinto coleccionista que todos los monos-vestidos acarreamos, bienvenida sea ésta prolongación.
Pero debido a que hemos pasado tres millones de años dónde el nivel de tiempo en la Tierra para un mono-vestido, en general, ha sido de unas tres decadas (desde que los primeros hominidos dejaron sus huellas de caminantes bipedos en las cenizas de un volcan de Tanzania dónde los mas viejos nunca pasarían de una media de vida de no más de dos decenas de años, hasta la Edad Media, cuándo el promedio existencial humano era de unos treinta años), y ha sido tan sólo en los últimos tres minutos de este larguísimo calendario que se ha alcanzado el relámpago inaúdito de ésta artificial extensión del vivir, el ánima de nuestro subconsciente colectivo, jungianamente, aún no ha podido terminar de asimilar, en sus mandalas y pasadizos internos, éste nuevo y extraño acontecimiento que ha hecho que nuestros engranajes cognoscitivos no sepan como responder a todo el vendaval de sensaciones, conundrums, inusitados peligros, monomanías, obsesiones y miedos que se han producido y nos han llegado por unas veredas y avenidas desconocidas con anterioridad por la humanidad porque el fenómeno de la longevidad llegó demasiado rápido para poder ser digerido y asimilado en toda su extensión.
Los viejos de hoy estamos experimentando, sin saberlo, la entrada en unos estadios vivenciales que, con anterioridad, filogenéticamente, nuestra especie no los había sentido., y no estamos preparados para ello.
La budista visión y hermenéutica, por ejemplo, de que "la vida es sufrimiento" (en conjunción con el valle de lágrimas promulgado por el vaticano) sólo se ha podido producir cuándo el hombre empezó a intervenir y modificar los desígnios libres y darwinianos de la Naturaleza que establecían, en flujo ancestral, el lápsus de tiempo de nuestra permanencia sobre la superficie de la Tierra, pero una vez que se intevino y se modificó ésta pauta natural, se crearon todos los problemas que conllevó y conlleva la rotura de este ciclo de la vida, que, por muchísimo tiempo, ninguna criatura rompió porque cada cúal vivía lo que debía vivir y se acabo.
El resultado fue y es el viejo de hoy.
(En los países saqueadores,
no en los saquedos; como decía el Che:
no hay países pobres, hay países saqueados)
Un anómalo status fisiólogico,
mental,
psiquico,
espiritual,
ontológico,
totalmente desconocido con anterioridad en todo el desarrollo de la vida de los grandes simios, porque ninguna criatura, excepto el mono-vestido vive, sanamente, más de lo que (en términos de no-intervencion manipulativa sobre el medio natural) tiene que vivir.
En su "Discurso sobre el Origen y Fundación de la Desigualdad en la Humanidad", Jacques Rousseau nos explica brillantemente la fortaleza vital, la incólume relación simbíotica del hombre con la Naturaleza, cuándo aún vivía asentado sobre cronológicas bases proporcionales entre lo cuantitavo (tiempo de existencia) y lo cualitativo, ese "homo totus" (hombre total), que, en "unus mundus" (unidad con el mundo), áun 'no conocía la vejez' en los términos y parámetros que la padecemos hoy al irnos deteriorando poco poco en el sitial parapléjico y de impotencias que nos ha asignado el correspondiente escalón socio-económico en el que vivamos.
Y, como exitoso colofón final, y si es que tenemos suerte y no acabamos en la calle,
desahuciados del piso o tirados a la basura (basura alegórica), podemos rematar nuestra jornada existencial en una 'residencia' para viejos abandonados por la familia y la sociedad.
El progreso es evidente.
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