En una calle cualquiera. Yo soy el de la derecha.
Esta clase de letreros estaban por todos lados
y siempre eran muy saludados; es más, muchas veces,
por distracción infantil, frente a ellos pasabamos de largo
y alguíen -siempre nos veía alguíen- nos gritaba:
¡Niños, no habéis visto el letrero!,
y rápidamente, volviendo sobre nuestros pasos,
regresabamos ante el Caudillo y saludabamos.
La infancia. Cuándo me acuerdo de ella
me viene a la mente el poeta Jorge Guillén:
"Si, tu niñez, ya fábula de fuentes"
En mi época se empezaba a levantar el brazo muy temprano. Es más, algunos niños ya nacían con el brazo en alto por lo que las parteras sólo se limitaban a tirarle del brazo porque sabían que, inevitablemente, detrás venía la cabeza y el cuerpecito: yo, tengo que confesarlo, fui uno de esos niños afortunados.
Nos llamaban los del brazo y adquiríamos un gran reconocimiento y prestigio porque el régimen, naturalmente, lo tomaba como un buen presagio de que la criatura que venía al mundo ya era portadora de una adhesión inquebrantable a los valores sagrados y eternos de aquel entónces, y por eso nos auguraban un gran futuro, y era muy reconfortante, claro
A este buen omen con el que llegué a la vida le tenemos que agregar que nací un 29 de Octubre, el mismo día -de 1933- que José Antonio Primo de Rivera fundó el partido de Falange Española (FE), lo cúal, al ser una divina coincidencia de efemérides con el partido, era muy celebrado. A los nacidos en ese día se nos llamaba los del 29-10. Imaginémosnos ahora como nos tratarían con esta doble corona de llegada a la existencia.
Por ejemplo, con el Frente de Juventudes, sección juvenil de Falange, hacíamos campamentos de verano y los de la doble corona siempre teníamos los mejores alojamientos y regalos. Una infancia gloriosa.
en primera fila. Aún era muy pequeño y no me habían dado
la camisa azul y el gorrito, pero de todas formas me dijeron
que me pusiera en la foto levantando el brazo.
Si. Fuí uno de esos niños afortunados.
Por eso no entendí cuándo,
con el paso de los años,
leí "El Trauma de Nacimiento" de Otto Rank
--vaya Usted a saber por qué--
si nuestra infancia estuvo
o no condicionada por el azar
de haber nacido en aquella
época tan gloriosa.
Y es que todo son coincidencias
y contingencias en la vida.
Vaya Usted a saber...
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POST DATA
¡Hijos de la Gran Puta!
