Las alarmantes tasas de mortalidad de las vacunas de ARNm justifican una acción urgente
A medida que van apareciendo datos oficiales de los gobiernos de Europa y Estados Unidos sobre el alarmante número de muertes y parálisis permanentes, así como otros graves efectos secundarios de las vacunas experimentales de ARNm, va quedando claro que se nos pide que seamos conejillo de Indias humanos en un experimento que podría alterar la estructura genética humana y algo mucho peor.
El 8 de mayo la Agencia Europea del Medicamento (EMA) una agencia de la Unión Europea (UE) encargada de la evaluación y supervisión de los productos médicos, utilizando la base de datos EudraVigilance, que recoge los informes de efectos secundarios sospechosos de los medicamentos (incluyendo las vacunas), publicó un informe que apenas mereció mención en los principales medios de comunicación.
Hasta el 8 de mayo de 2021 habían registrado 10.570 muertes y 405.259 lesiones tras las inyecciones de cuatro vacunas experimentales de Covid-19: VACUNA de ARNm de MODERNA Covid-19 (CX-024414); VACUNA de ARNm de PFIZER-BIONTECH Covid-19; VACUNA de ASTRAZENECA Covid-19 (CHADOX1 NCOV-19); y VACUNA Johnson & Johnson Covid-19 de Janssen (AD26.COV2.S).
Un análisis detallado de cada vacuna ofrece lo siguiente: La vacuna de ARNm de Pfizer-BioNTech fue la que más víctimas mortales provocó: 5.368 muertos y 170.528 heridos, es decir, casi el 50% del total de las cuatro. La vacuna de ARNm de Moderna fue la segunda, con 2.865 muertes y 22.985 lesiones. Es decir, las dos únicas vacunas experimentales de ARNm manipulado por genes, Pfizer-BioNTech y Moderna, fueron responsables de 8.233 muertes del total de muertes registradas de 10.570. Es decir, el 78% de todas las muertes provocadas por las cuatro vacunas actualmente en uso en la UE.
Incluso los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) de EE.UU., una agencia notoriamente política y corrupta con vínculos lucrativos con los fabricantes de vacunas, en su Sistema de Notificación de Eventos Adversos a las Vacunas (VAERS) oficial, muestra un total de 193.000 "eventos adversos", incluyendo 4.057 muertes, 2.475 discapacidades permanentes, 25.603 visitas a la sala de emergencias y 11.572 hospitalizaciones después de las inyecciones de Covid-19 entre el 14 de diciembre de 2020 y el 14 de mayo de 2021.
Eso incluyó las dos vacunas de ARNm, Pfizer y Moderna, y la vacuna J&J de Janssen, mucho menos frecuente. De las muertes notificadas, el 38% se produjo en personas que enfermaron en las 48 horas siguientes a la vacunación. El número oficial de muertes relacionadas con las vacunas en EE.UU. es mayor en sólo 5 meses que todas las muertes relacionadas con las vacunas combinadas de los últimos 20 años.
Sin embargo, los principales medios de comunicación de todo el mundo y el Gobierno de EE.UU. prácticamente ocultan los alarmantes hechos.
Alrededor del 96% de los resultados mortales fueron de las vacunas Pfizer y Moderna, las dos variantes financiadas y promovidas por la Fundación Gates y el NIAID (National Institute of Allergy and Infectious Diseases, traducido como Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas) de Tony Fauci con la tecnología genética experimental de ARNm. Además, el Dr. Tony Fauci, el zar de las vacunas de la Administración Biden de EE.UU. y su Centro de Investigación de Vacunas del NIAID codiseñaron la vacuna de ARNm de Moderna y dieron para su fabricación a Moderna y a Pfizer 6.000 millones de dólares para cada una. Lo cual también es un conflicto de intereses flagrante, ya que a Fauci y a su NIAID se les permite beneficiarse económicamente de las ganancias por la patente de las vacunas en virtud de una curiosa ley estadounidense.
El NIAID desarrolló las proteínas de espiga del coronavirus para el desarrollo de las vacunas de ARNm del SARS-CoV-2 utilizando el dinero de los contribuyentes. Le concedieron la licencia a Moderna y a Pfizer.
"Nunca visto en la naturaleza..."
En un sentido trágico, la experiencia con las reacciones a las dos inéditas vacunas experimentales de ARNm, desde su lanzamiento a una velocidad sin precedentes o "velocidad de la luz", como la llamó el Gobierno de los Estados Unidos, sólo se está empezando a ver ahora en ensayos reales con cobayas humanas.Se tranquilizó al público en general sobre la seguridad de las vacunas cuando Pfizer y Moderna publicaron informes sobre el 94% y el 95% de "eficacia" de estas vacunas. Fauci, del NIAID, se apresuró a calificarlo de "extraordinario" en noviembre de 2020, y la velocidad de la luz se puso en marcha al igual que la cotización de las acciones de Pfizer y Moderna.
Peter Doshi, editor asociado del British Medical Journal, señaló un enorme defecto en los informes de eficacia de más del 90% de las vacunas de Moderna y Pfizer. Señaló que los porcentajes son relativos, en relación con el pequeño y selecto grupo de prueba de jóvenes sanos, y no absolutos como en la vida real. En la vida real queremos saber la eficacia de la vacuna entre la población en general. Doshi señala el hecho de que Pfizer "excluyó más de 3400 casos sospechosos de Covid-19", que no se incluyeron en el análisis provisional. Además, los individuos "en los ensayos de Moderna y Pfizer se consideraron positivos en SARS-CoV-1 (el virus del SARS asiático de 2003) en el momento inicial, a pesar de que la infección previa era motivo de exclusión", señala Doshi. Ambas empresas se negaron a publicar sus datos en bruto. Los científicos internos de Pfizer hicieron sus pruebas. En resumen, el 95% es lo que afirman Pfizer o Moderna. Nos dicen: "Confíen en nosotros". Una estimación más realista de la verdadera eficacia de las dos vacunas para el público en general, utilizando los datos suministrados por los fabricantes de vacunas a la FDA, muestra que la vacuna Moderna en el momento del análisis provisional demostró una reducción del riesgo absoluto del 1,1%, mientras que la reducción del riesgo absoluto de la vacuna Pfizer fue del 0,7%. Esto es muy pobre.
Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical del Baylor College of Medicine de Houston, dice: "Lo ideal es que una vacuna antiviral haga dos cosas... primero, reducir la probabilidad de enfermar gravemente e ir al hospital, y segundo, prevenir la infección y, por tanto, interrumpir la transmisión de la enfermedad." Como señala Doshi, ninguno de los ensayos fue "diseñado para detectar una reducción de cualquier resultado grave, como ingresos hospitalarios, uso de cuidados intensivos o muertes. Tampoco se están estudiando las vacunas para determinar si pueden interrumpir la transmisión del virus". El director médico de Moderna incluso admitió que "nuestro ensayo no demostrará la prevención de la transmisión".
"Hemos cometido un gran error. No nos dimos cuenta hasta ahora", dijo Byram Bridle, inmunólogo viral y profesor asociado de la Universidad de Guelph (Ontario), en una entrevista con Alex Pierson el jueves pasado, en la que advirtió a los oyentes que su mensaje daba "miedo".
"Pensábamos que la proteína de espiga era un gran antígeno como objetivo, pero no sabíamos que la propia proteína de espiga era una toxina y que era una proteína patógena. Así que al vacunar a la gente estamos inoculando inadvertidamente una toxina", dijo Bridle en el programa, que no se encuentra fácilmente en una búsqueda de Google pero que se hizo viral en Internet este fin de semana.