Dale Morao...!
Morao etoi llo tamié...!Morao etamo tó...!
Morao etamo tó...!
Que verdad
Todos estamos morao...hematoma-dos, emboscados
en un desfiladero largo y profundo
del que es difícil salir...
por eso tenemos que meternos,
por bulerías, con bulla,
con jaleo,
ese palo flamenco
con el que tenemos
que resistir
porque Morao etamo tó...!
Que se nos va el barco,
Morao!,
y nos quedamos en tierra,
marinero en tierra,
varados en un suelo
que es nuestra perdición.
Al mar, al mar otra vez!
El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!
¿Por qué me trajistes, padre,
a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste
del mar?
En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.
Padre, ¿por qué me trajiste
acá?
Rafael Alberti
Dale Morao...!
Morao etoy llo tamié...!Morao etamo tó...!
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Lunes. Febrero 1
Dos de la madugada.
La noche piensa y calla
y el río que baja de la montaña
sigue sin saber que va al mar
que lo aguarda...
La vida es seria y pesa su balsa,
desnuda, ajena a sus aguas.
Y arrastra todo lo que nos lleva
dejando lo que la ata.
Ahora las bulerías del Morao
parecen un mundo muy lejano
que articula rítmos
y trenes descarrilados
salvo el Morao etamo tó que concuerda
con el ¿Por qué me trajistes, padre, a la ciudad?
¿Por qué nos trajeron a todos
adónde ahora estamos,
a éstas dos de la madrugada
dónde la noche piensa y calla
y el río que baja de la montaña
sigue sin saber que va al mar
que lo aguarda...
Si.
Morao etamo tó...