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Para desembrutecernos
en ésta enajenante
dictadura mercantil.
Gracias,
Ibrahim Ferrer,
Omara Portuondo,
y a ti, Roberto Fonseca,
y tú genial piano,
por dejarnos empezar
el día con vosotros,
y escucharos demiúrgicamente
como si todos fuesemos
el mismo canto,
la misma oración
que todos rezamos;
como si el Viento
de la gran metafísica
de la vida y la muerte
que nos va llevando
(lo querido que tenemos
y que poco a poco
tenemos que dejarlo)
fuese el genuíno ser
del que nunca nos safamos...
Y entónces ocurre
que sentimos,
que pensamos,
y un eterno quizás, quizás,
nos contesta siempre
desde el otro lado
haciéndonos ver que estamos
perdiendo el tiempo
sin resultados.
Y asi pasan los días
...los años.
Estas perdiendo el tiempo,
pensando, pensando,
por lo que más tú quieras,
hasta cuándo,
hasta cuándo
Y así pasan los días
...los años
Que cadencia,
que espiritual balance,
que dolor embellecido,
que nímbica nostálgia;
el alma,
principio activo del mundo,
desgarrada en sus alas,
vuela libre y encerrada.
Que sublime tempo
sin metrónomo,
sin prisas,
sin reloj,
sin candados...
Es también ese lugar único
en el cosmos:
el Caribe,
Cuba,
luz inextinguible
de llenos aforos
que lo siguen intentando...
Gracias,
Ibrahim Ferrer,
Omara Portuondo,
y a ti, Fernando Fonseca,
y tú genial piano,
por dejarnos empezar
el día con vosotros...