LA IMAGEN HA SIDO CENSURADA.
EN SU LUGAR APARECIO EL SIGNO
DE "DIRECCION PROHIBIDA",
POR LO QUE PENSAMOS
QUE FUE EL AMO DEL BLOG: GOOGLE.
JULIAN ASSANGE
--QUE ESTA SIENDO ASESINADO
POCO POCO EN UNA CARCEL
DE SU MAJESTAD, EN INGLATERRA--
DIJO HACE POCO QUE "GOOGLE TIENE MAS
PODER QUE LA IGLESIA CATOLICA",
LO QUE NOS ASUSTO...
PORQUE, INCLUSO, TE PUEDE
"QUEMAR VIVO" COMO TANTAS VECES
HIZO LA CITADA IGLESIA.
DE MANERA QUE NOS TENDREMOS
QUE COMPORTAR Y SER BUENOS CHICOS...
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A nosotros siempre nos han gustado los cuentos del erase una vez un reino porque los reinos lejanos y envueltos en las brumas de lo arcano, de esos que aún existen, siempre nos han parecido muy evocadores e invitacionales a esa imaginación de ninfas, hadas, brujas, plagas, grandezas, maleficios, principes, infantas y caballos azules (de todo) que pueblan las zonas mágicas de nuestra alma, y que, perdidas ya en el subconsciente infantil, tanto han espoleado nuestra ansias aladas del poder de lo desconocido y misterioso cuándo eramos niños y vivíamos tan divinamente en aquella crisálida, como dice el poeta Jorge Guillen, de murmullo de fuentes, en aquel perínclito tiempo, como describe Petrarca, del dolce tempo della prima etade.
Pues si, aúnque parezca increíble, esos reinos de los cuentos aún existe porque seguimos siendo niños, buenos e inocentes, pero, más que nada, asustados, temerosos por otra clase de cuentos dónde, didácticamente, se asienta el miedo a desobedecer, a no hacer lo que se ordena, los del si no te duermes vendrá el coco o el hombre del saco (aúnque a los principitos y princesitas los educan sin ésta clase de cuentos porque no tienen que crecer austados sino crecer para asustar)
Pues si, aúnque parezca increíble, esos reinos de los cuentos aún existen (en pleno siglo XXI) y son (inexplicablemente) aceptados porque seguimos siendo niños buenos e inocentes, pero, más que nada, asustados, apocados, necesitados de dirección, de orientación, y de fantasías, de caballos azules de los cúales podamos llevar sus bridas para, convertidos en Pegasos, subir a las alturas, hacia arriba...¿Qué mujer no quiere ser princesa? ¿Qué varon no quiere ser principe?
Tal vez esa innata tendencia a volver al murmullo de fuentes, a ese dulce tiempo de la primera edad, a esa neófita inmadurez que nunca se aleja mucho de nosotros, al córcel azul en el que podamos volar, unidos al miedo de dejar de obedecer lo que nos tienen que mandar, sean los vectores del paralelogramo de fuerzas cuya resultante se mueve a hacer posible la paradoja de que esos reinos puedan aún existir...porque, si no te duermes vendrá el coco o el hombre del saco y te haran dormir. Porque despiertos y conscientes lo hariamos desaparecer antes que cante el gallo...
Volvemos a dormir...
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PD:
No podemos despedirnos sin mencionar que su chaqueta aguarda en el respaldo del sillón
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