Aceptación sin aceptar, claro, porque todos sabemos lo que está pasando y adónde nos estan llevando, contradicción in terminis, cuyos términos nunca parece terminar porque compran y canibalizan con facilidad.
¿Y, encima, a todo ésto lo llamamos democracia?
¿Y, encima, nos hacen votar para elegirlos
y subirlos al pedestal?
Es decir: ¿que todo ésto está ahí
porque nosotros lo escogemos, por nuestra voluntad?
Nos hacen creer
Y si no lo creemos,
¿dónde empieza y acaba nuestra responsabilidad,
nuestra dignidad?
¿Sigue en el diccionario la palabra dignidad
o la han borrado como tantas otras
para que no subamos el periscopio
y percibamos que está pasando en verdad?
¿Es que hay un cierto daño en el cortex cerebral que nos impide ver con claridad ésta realidad?
Porque la situación pasa de castaño oscuro,
blanco, verde, rosa, amarillo y roseta de altar.
¿Tal 'Hackeo' de la mente ha logrado llevar a cabo la gangstercracia de ésta Dictadura Mundial manipulado nuestra alma y atención a límites de magnitudes tan gigantescas y demenciales
que todo transcurre sin que nada se produzca
para poderlo cambiar?
¿Es el móvil la mayor arma de clase
descubierta por la clase dominante
en toda su história?
Lo es: por la omnipresencia de su penetrante movilidad
Y lo es porque ello viene a constituir,
a representar y a simbolizar
la llamada anomia de Durkheim,
término que el pensador francés le asignó
--en su famoso estudio sobre el Suicidio--
a la disolución y desilución del individuo
in societies or individuals, a condition of instability
resulting from a breakdown of standards
and values or from a lack of purpose or ideals
Lo que Durkheim no pudo vislumbrar en su época
es que ese "polvo desorganizado de inviduos",
esa anomia, tendría un día el perfecto móvil
de una muy bien organizada planificación
que llegaría a inmovilizar a la humanidad
bajo una dictadura mundial.