Como Eisenhower, Marcos Alonso piensa que el país que controle el clima controlará el mundo. Lo que diferencia al presidente norteamericano de éste agricultor zamorano es que el primero veía el mundo desde el cielo de los gobernantes y al español se le viene encima.
Porque a Marcos, 45 años, sus viñas, chopos, almendros y nogales se le están secando como si de una maldición bíblica se tratase. Sus cultivos se mueren irremisiblemente cada vez que llueven partículas del cielo.
Los análisis dicen que son de aluminio y brillan con el rocío de la mañana. A la mayoría de los agricultores de los 32 pueblos de la comarca de La Guareña (Zamora) les sucede lo mismo desde hace unos años. Todos miran al cielo en busca de respuestas. Con miedo.
El origen puede estar en las prolongadas líneas blancas que dejan los aviones y que parecen algo más que simples estelas de condensación, como dicen los científicos.
"Nos están fumigando", afirma convencido Marcos mientras nos enseña, junto a su mujer María del Mar y su hijo Álvaro, de 11 años, los restos de aluminio en sus huertos ecológicos.
En ese momento, un avión militar pasa por encima. "¿Ves? Antes no había tantos vuelos y las plantas estaban normales. De vez en cuando veo llover esas cosas".
Algunos achacan el fenómeno a la teoría mundialmente conocida como los chemtrails: aviones que vuelan bajo y dejan trazas en el cielo con restos químicos con el objetivo de cambiar el clima.
A Josefina Fraile no le gusta el término. Acaba de dar una conferencia sobre la manipulación climática en la Universidad de Cambridge y es la presidenta de Guardacielos, una asociación que lleva dos años denunciando las fumigaciones.
En 2013 el Parlamento Europeo aprobó su petición de que se investigara el asunto. Y esta semana el partido italiano Movimiento 5 Estrellas llevará el tema en sus preguntas parlamentarias.
"Desde 1999 se están llevando a cabo fumigaciones clandestinas en España, por aviones militares de la OTAN, que ejecutan programas de geoingeniería para manipular el clima y las comunicaciones globales a través del control de la estratosfera y de las ionosfera para fines militares. Y Zamora es una zona especialmente delicada ya que es su radar de experimentación", asegura Josefina, de 65 años, quíen, tras trabajar en la Comisión Europea de traductora, crear el partido político Cibers y ser alcaldesa de Velilla del Río Carrión (Palencia), ahora se dedica a informar a la población de lo que cree que está ocurriendo. "Mira, mira, otro avión, y así todo el día. Ahora están empezando a utilizar drones que salen de bases militares como la de Albacete y sobrevuelan a 3.000 metros. Como son muy pequeños, parecen aviones comerciales que vuelan a 9.000", asegura indignada.
Josefina y Marcos dieron el lunes una conferencia en un hotel de Zamora. Entre los 30 asistentes estaban varios alcaldes de la zona y un representante de Podemos, Elvira Lichte, responsable del consejo del Área de Medio Ambiente en Castilla y León: "Está claro que nos están rociando con algo, hay pruebas, y hay que investigar".
Elvira habla de unos análisis de cultivos ecológicos en Zamora que el Seprona realizó el año pasado por orden de la fiscalía tras la denuncia de los agricultores. "Los niveles de aluminio y hierro son alarmantes. No puede ser que haya 19 miligramos de aluminio cuando el índice de referencia es 0,5. El suelo está contaminado", sostienen los agricultores.
Al preguntar al juzgado que encargó los análisis dicen que no pueden hablar del tema porque están investigando. Pero son muchos los expertos que han puesto la voz de alarma. Como el geólogo José Miguel González: "Sólo hay que comparar los cielos de hace 20 años y los de ahora. Dicen que es por el cambio climático, pero no es así. En un suelo ecológico es imposible encontrar tales cantidades de esas sustancias. El aluminio, por ejemplo, no se puede encontrar jamás de manera natural en la superficie de la tierra, y menos en trozos grandes. Hay que extraerlo de un mineral".
Pero no sólo Zamora mira al cielo. En Castronuño (Valladolid), PP, PSOE e IU firmaron una moción en diciembre rechazando las fumigaciones y los proyectos de geoingeniería. "Hay evidencias claras de que algo están echando, avionetas que vuelan muy bajo sobre el Tajo", dice Epifanio Modroño, el alcalde socialista de la localidad.
Luis Enrique Martín Otero es coronel de sanidad y coordinador de la Red de Laboratorios de Alerta Biológica en la Complutense. Ha realizado varios estudios sobre la geoingeniería y el cambio climático como arma de destrucción masiva del futuro. "La manipulación climática se lleva haciendo desde la Guerra de Vietnam, cuando los vietnamitas producían lluvias para embarrar los caminos y que no pasase el transporte. Pero que ahora aviones militares estén bombardeando con productos químicos como dice esta gente... lo desconozco y la verdad es que me extraña", afirma.
Para Ana Casals, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología Española (AEMET), la teoría de las fumigaciones tampoco tiene sentido. "Se están haciendo experimentos en muchos países para luchar contra el granizo, aumentar la lluvia y acabar con la niebla, pero nosotros no tenemos la tecnología para manipular el clima", dice. Y aporta una explicación científica sobre el rastro que dejan los aviones: "Son estelas compuestas por agua condensada. Cuando el queroseno quemado sale del motor del avión está a alta temperatura, y en el exterior hace muchísimo más frío. El brusco contraste provoca la condensación inmediata del agua. Y cuanta más humedad, más tiempo durarán las estelas".
Pero el biólogo valenciano Jordi Munto no comparte la opinión de la meteoróloga. "¿Cómo se explica que aquí en el Levante, en días anticiclónicos, en los que el cielo está despejado, no hay nubes ni humedad, haya estelas de avión que duran horas en zonas donde nunca se ve tráfico aéreo?", pregunta convencido de que estamos sufriendo fumigaciones en todo el país. "Aquí hace dos años que no llueve y la sequía está destrozando la producción agrícola. También hemos analizado el cultivo y hay altos niveles de aluminio que nadie nos explica".
Las hipótesis más extremas apuntan a que algunas multinacionales farmacéuticas están detrás de estos vuelos con el fin de propagar determinadas enfermedades entre la gente para luego venderles sus remedios. "Se han disparado los problemas respiratorios en la zona. Hay un 300% más de autismo y ayer me llamaron diciéndome que había seis niños en Zamora que tienen el Síndrome de Sanfilippo, que les retrasa el crecimiento y deteriora su estado mental. Nada es coincidencia", dice Josefina. La activista está preparando un encuentro nacional de agricultores en Madrid en noviembre para protestar y hablar de las fumigaciones.
¿Qué está pasando realmente en nuestros cielos? ¿Nos están fumigando o se trata de una paranoia colectiva? ¿Tenemos que preocuparnos? Las respuestas, y nunca mejor dicho, están en el aire.
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