Ayer en el Congreso, por la mayoría liderada por el Partido Popualr, PSOE y Ciudadanos, se aprobó una Ley de emergencia, refrendada por el poder juducial, para enviar a prisión provisional --hasta que se solucione el tremendo problema creado por el independentismo-- a los dos millones de independentista catalanes para terminar, de una vez por todas, con la persistente ingobernabilidad de Cataluña que tantos daños esta causando, incluyendo la fracturación social y familitar que está dividiendo
a los catalanes en una de las peores
crisis de su historia.
El Cardenal y Arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, que ha dicho recientemente que : "Amo profundamente Cataluña y España y pido al Señor que nos ayude a evitar la confrontación", ha declarado que, aunque no está completamente de acuerdo con todos los términos y especificaciones de esta nueva Ley, cree, sin embargo, que, como medida provisional de emergencia para evitar ésta confrontacion y salir de la insoportable ingobernabilidad que se padece, esta Ley aprobada en el Congreso de provisionalmente meter en prisión a los dos millones de independentistas que, según el referendum del 1 de Octubre existen en Cataluña,
le parece una buena y temporaria solución,
por lo que él le da su bendición.
El unico añadido que ha propuesto el Cardenal a esa citada Ley es confesar, obligatoriamente, a todos los independistas antes de entrar en prisón para que ello pueda facilitar su futura reinserción en la sociedad, libres ya de todo separatismo e icorporados todos a la gran familia cristiana que debe ser siempre indivisible y unida.
A tan sólo veinticuatro horas del anuncio
de esa Ley ya se puede sentir en toda Cataluña
un cierto ánimo de sosiego y tranquilidad
por lo que el partido gobernante
se ha sentido satisfecho
de que asi sea y de que éste mismo camino
se pueda continuar hasta el final,
hasta poder remediar ésta crisis de Cataluña
que sólo hace posponer el enfrentamiento
y respuestas a los urgentísimos
problemas que padece el país.