¿Que alfiler de cactus breve
asesina tu cristal?
Federico García Lorca
Viridiana
Siempre Viridiana
Que profundidad
Que viaje de los instintos enmascarados
al alma mutilada,
al subconsciente del campanario
donde repican
tantas domesticadas campanas
que, despojadas de sus disfraces,
resuenan en lo universal
que a todos nos rasga.
Que puñal la religión
--que enluta a España--,
que mancha con sangre invisible
auroras y albas blancas
Y que rescate de clases
donde el yugo cercena cosechas
que nunca llegaron al granero;
esa tripulación de las bodegas
que hoy se desarticula
en espectaculos y pantallas
en lugar de asaltar palacios
y desafiar altares de plata.
Que profundidad
--en medio de la superficialidad que manda--
de preconsciente y consciente
dónde más allá del principio de placer
el árbol de la vida y la muerte,
el deseo y lo que se calla,
tejen raices oscuras
--sin armisticios ni trabas--
que a todos nos abarca.
Decía Michel Foucault:
"Je suis une recherche"
(Soy una busqueda)
Buñel era también una busqueda
Y su Viridiana el encuentro,
el hallazgo de ese alfiler de cactus breve
que asesina tú cristal,
el de todos,
ese que la bruma
de nuestros días
empaña y opaca
para no ver la realidad
que amordazamos cada mañana.
En medio del gran idiotismo actual,
Viridiana es una flor que tenemos que regar,
un hallazgo,
una busqueda
que tenemos que continuar...