Si se hubiése barrido con el fascismo y su nepotismo-zada estructura económica de privilegios, enchufes y mafias, hoy no pasaría lo que está pasando en la lacerada España.
La llamada "transición" lo único que hizo fue maquillar la dictadura y pasarla de contrabando a un sistema "democrático" perpetuador de los intereses financieros y económicos que aquellos nefastos personajes establecieron después de la guerra en la feudalizada España y que ha dado lugar a que un partido político franquista de aquella época esté ahora en el poder --el PP-- componiendo clarísimas bandas del crimen organizado que ahora están saliendo a la luz.
Ahora se entiende por qué en éste alucinante esquema fascista altamente jerarquizado, los jefes, los que ocupaban y ocupan los altos cargos y, por lo tanto, totalmente responsables de todo lo que ocurre bajo ellos, siempre se escapan, o por "dimisión", y asi "ya no son uno de los nuestros", o porque ellos "nunca están enterados de lo que ocurre".
Rajoy y Esperanza Aguirre, por citar sólo a dos de éstos delicuentes, en cualquier país que no esté en la prehistoria, ya deberían estar imputados y en la cárcel. Pero continuamos en el "atado y bien atado" del régimen franquista y pasa lo mismo que pasaba con la corrupción en la época del Terrorista del Ferrol.
Otro al que se le debería de pedir cuentas, por ser Jefe de Estado, es al rey bobón, que es el que asume la designación del partido encargado de formar gobierno. Recordamos que su padre, el rey "emerito", según el New York Times y la revista Forbes, se escapó con una fortuna que se tasa en 1.500 millones de euros.
Esta neofacista desfachatez y cara dura que está devorando la dignidad y el bolsillo del pueblo español es desconocida --hoy en día-- en la entera civilización occidental.
(¿No hace lo mismo hoy Rajoy?)
El historiador reconoce que desde la segunda edición del libro, en 2002, el tema de la corrupción ha avanzado bastante gracias a los artículos del periodista Javier Otero y al libro de Ángel Viñas La cara oculta del Caudillo. "Ese tema lo sabíamos ya, pero choca ahora saber la avaricia desmedida que tuvo. Por ejemplo -añade-, había una colecta que se hacía por el esfuerzo bélico, y en ella ya había una comisión para Franco; él al final de la guerra era un hombre rico", subraya.
Preston dice que con Franco no se inventó la corrupción, que en España ya estaba antes con el Lazarillo, la picaresca o la corrupción de la clase política en el siglo XIX. "Pero sí es verdad -precisa- que se crearon unos hábitos que se incrementaron con Franco. Para resumir diría que, en tiempos de Franco, la idea del servicio público no era para el beneficio público, sino para el privado, y esos hábitos en mucha gente en los primeros años de la Transición fueron difíciles de cambiar".
hubo una "transición"
hacia la "democracia",
pero para perfeccionar
y jerarquizar aún más
la idea de que el servicio público
no era para el beneficio público,
sino para el privado.
El sátrapa no ha muerto.
Bajo la gran cruz,
Ad Majorem Dei Gloriam,
de la pirámide que se hizo
construir ex professo,
cuida de que su legado siga vivo:
Corruptio et Impera.
Tus herederos te lo agradecen.