Wednesday, July 27, 2016
MANCHAS IRRECUPERABLES
He ido a la tintorería a recoger unas prendas.
Y en una de ellas me encontré un letrerito
que me hizo pensar.
MANCHAS IRRECUPERABLES, decía
Y lo que hice, no sé por qué,
instinto, atavismo incógnito,
deseo demiúrgico de bucear, tal vez,
me pegué el letrerito en la camisa
y salí de la tintorería como si sintiéra
que portaba una incuestionable verdad.
(El proceso de cobrar conciencia de aquello de lo que no se tiene conciencia es lo que llaman
del 'ratio cognoscendi' al 'ratio essendi';
y es un riesgo a afrontar si queremos llegar)
Después me quedé divagando
sobre si la existencia
--la humana, se entiende--
no es una gran tintorería
dónde vamos llevando
nuestras manchadas vestimentas
para que periódicamentenos nos las limpien
de tanto polvo e impurezas
que vamos acumulando por nuestros
interminables caminos.
Y me quedé con la impresión,
según vemos y palpamos
en éste mundo que habitamos,
de que cada vez vamos más manchados;
de que cada vez
los atuendos que nos disfrazan
para que el antropoide parezca humano,
tienen mas churretes y pringues
que ésta excelsa civilización
nos va echando.
En mi querido México
existe una expresión que me encanta:
"No manches, buey"
Y qué verdad...
Porque siempre nos estamos manchando
los unos a los otros y siempre tenemos
que estar tratando de parar
al manchador de turno,
y éste tratando de pararnos a nosotros mismos
en una viceversa dialéctica
dónde el que esté libre de pecado
que arroje la primera piedra.
Será que todos nos estamos manchando continuamente los unos a los otros
en una noria descolorida dónde sólo
nos han dejado
esta única metodología operativa
para poder flotar
(Debe ser esa envidia furtiva
a la limpieza que no podemos soportar
porque al verla y sentirla en los demás
nos hundimos más y más)
O será que todo esta montado y desmontado
para que se vaya tiznando con la suciedad
de ésta sociedad cada vez
manchada mas irreparablemente
y sin recursos ya para hallar
ese producto tintorero con el que esos borrones mancomunados se puedan quitar.
Es como un vestido de novia que llegó manchado al altar, y todos, al casarnos,
contraemos unas nupcias
en la que, a la novia,
el vestido no le queremos mirar
porque sabemos que la luna de miel
sería muy diferente a la que pudimos soñar.
Lo dicho
Ahora voy por la calle con el letrerito de marras
de "Manchas Irrecuperables"
Por cierto, que en éste cosmos superficial
y anodino, me está trayendo la oportunidad
de poder encontrar respuestas y reacciones
interesantes mediantes las cuales
entablo conversaciones con las gentes
que me hacen comprobar --¿esperanzadoramente?--
que todos sabemos que llevamos
manchas inquitables que,
por haberse ido demasiado lejos con ellas,
forman ya parte de nuestra familia tintorera
que confirma que son irrecuperables
y que ésto es lo que ha sido, es y será...
Es decir:
que sabemos que estamos manchados
y lo aceptamos con un nihilismo resignativo
que me hace sospechar si no pertenecemos
a una extraña especie de monos
que un día renunciaron a limpiarse
por temor a ver lo que debajo
del palimpsesto de nuestras vestimentas de 'sapiens'
no queremos averiguar...lo mismo
que al vestido de la novia citada
no le queremos mirar
porque sabemos que la luna de miel
sería muy diferente a la que pudimos soñar...
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