dónde el nacimiento y las sombras
se hacen testigos.
ni rumor ni silencio
dibujan esferas
ni crean circulos,
solo un cañon disparando
soledades y subterfugios.
si, ahí,
dónde el filósofo y el poeta
se ahorcan junto al abismo?,
decídme si los habéis visto,
tengo que identificarlos
antes de que cometan
otro suicidio.
nadie contesta,
estamos solos,
sin brújulas,
sin mapas,
sin caminos,
sin aquel taladro
que oradaba
la salida que perdimos;
sólo nos quedamos
con la serpiente y el simio
ayudando a sembrar
las simientes que no han florecido;
la serpiente invitando a desobedecer,
el simio realizando lo prohibido.
todo es como una noche impune
y un penacho de humo azul
que sangra y escupe
todo lo que dijimos,
y un reptil monstruoso
que se traga lo prometido;
todo es una hacha que cae
matando lenguas de delirios,
de horizontes que nunca
han crecido.
¿hay alguíen ahí
si, ahí,
enterrado en aquel nicho,
dónde depositaron un cadaver vivo?,
si, vivo,
aún caliente,
lleno de auroras,
de hijos,
de albas,
de precipicios.
después de un barrunto
de prisioneros huídos,
dejo el cementerio
y a la cárcel me aproximo
dónde todo está vacío,
no hay nadie,
ni carceleros ni detenidos,
ni oficiales ni bandidos;
entro en ella,
cierro la puerta,
y me quedo dormido;
afuera, la noche,
se acuesta conmigo.
¿hay alguíen ahí,
si, ahí,
dónde el decapitado,
con su cabeza cortada,
sigue hablando,
y el cuerpo le contesta
con brazos alzados,
gesticulando verdades
que nadie ha entendido?
me quedo hilvanando
las heridas que he padecido,
naúfrago en mares desconocidos,
aislado,
sin raíces,
sin telúrica,
sin nidos,
esperando siempre ser rescatado
o ser vendido,
es igual...nunca cicatrizaran,
las llevaré siempre conmigo
hasta que me haya hundido.
¿hay alguíen ahí,
si, ahí,
en la cienaga,
en el cielo,
en la tierra,
en el río
o en el olvido?
...ya no me importa,
sólo quiero que alguíen me responda
antes que cierre todos mis postigos
mientras tú soñabas
yo subí la escalera
que aquel día esculpimos
cuándo el gavilan y la paloma
hacian elípticas
en sus recorridos,
y llegué dónde tú estabas,
arrepentido,
al ver que tus deseos
ya no eran los míos.
parte la noche encuadres alternativos
dónde el nacimiento y las sombras
se hacen testigos
ni rumor ni silencio
dibujan esferas
ni crean circulos,
solo un cañon disparando
soledades y subterfugios.