El día que no nos levantamos de tontos
(si nos podemos permitir ese lujo onírico)
es el día que los otros
tienen más problemas con nosotros,
y, consecuentemente,
es el día que más notamos
los problemas de los otros,
claro.
Nunca sabemos
como nos vamos a levantar de la cama
Porque la cama es una Universidad,
vamos, no de per se, claro,
sino como medium.
Porque durante el sueño
duermen los funcionarios
de nuestra prisión de máxima seguridad,
y puede pasar que se escape
alguno de nuestros presos
--Que son muchos, una barbaridad:
hay de toda clase, calaña, bajeza,
inmoralidad, degeneración, criminalidad;
un escaparate bien surtido,
desde el Australopithecus afarensis,
al lírico, el cannibal, el traidor,
y el galopante sexual--
Claro, siempre se escapan los más listos,
pero no siempre.
A veces se escapan los mas necesitados.
Necesidad y listeza,
juntas,
liman muy bien las rejas.
También puede ocurrir, claro,
que los guardianes se olviden
de cerrar una celda
y se escape el tonto,
que también puede pasar.
Bueno.
Pues resulta que anoche no se me escapó
ni el tonto ni el necesitado, sino el listo.
Y entre con él en el nuevo día.
Un tío un tanto pesado.
Tal vez porque el saber
no es ingrávido, que pesa.
Bueno, que entro en el día con él
y todo quisqui se me antoja
como un ramillete de zotes en remojo,
y resulta que al verse descubiertos por mi,
se irritan, se vuelven defensivos,
susceptibles, pendencieros
y saltamontes camineros
de egos y cencerros.
Y yo, sin hacer nada.
Solamente observandolos
Lo que les hacía molestarse mas,
aproblemarse mas.
Y lo que pasa es que --después de la observación--
el listo comenzó a decir cosas
que no gustan,
que nadie quiere oírlas,
que nadie quiere mirarse en sus espejos
porque éstos devuelven imagenes
no apetecidadas,
que ninguno de nosotros
queremos descubrir nuestros miedos
En realidad, lo que quieren las gentes,
lo que queremos todos, claro,
es obtener lo que deseamos
y que nos dejen en paz,
ser gratificados y escapar,
nada más,
que la ecuación humana
es muy fácil de calcular.
Que no nos vengan
con la tabarra de hacernos reflexionar.
Que no nos fuercen a posicionarnos
como el pensador de Rodin.
Que nos dejen en nuestro bote salvavidas
de que todo es cuestión de opiniones
Que no nos vengan con historias
que no concuerdan con nuestros credos.
Que no nos vengan a destruir
lo que con tanto esfuerzo vamos construyendo.
Y que, naturalmente, no nos hagan nadar
cuando nunca hemos ido al mar.
Que no nos digan cosas que no sabemos
Que no nos hagan cosquillas
dónde no nos podemos reír...
Y para usted el carro, Valentín
Y bueno.
Pues por ahí empiezan los líos
Y por eso digo que es el día
que los otros tienen más problemas
con nosotros.
En contraste,
el día que nos levantamos de tontos
nos lo pasamos mejor.
Pero el día que nos levantamos de necesitados
es cuándo nos quieren, más, claro,
y a quíen no le gusta que lo quieran...
Todo, todo ésto
depende de con qué clase
de almohada duerman los funcionarios
de nuestra prisión de máxima seguridad.
Y eso nunca lo sabemos
cuándo nos vamos a acostar.
Solo lo sabemos al despertar...
mariposa muerta de dos ojos
que la taxidermia diurna
nos ha hecho bordar.