"All men are created equal"
del aserto es inmortal.
y el tren es el Norte Express,
mejor conocido por La Bestia.
Sus pasajeros viajan en el techo,
y el billete no lo tienen que sacar
con antelación, es más,
ni lo tienen que pagar, es 'free',
ventajas de vivir en el "free world".
Eso si, de vez en cuándo ocurren
inevitables accidentes:
...Pero vamos, no hay que exagerar,
no ocurren a menudo y todo ello
queda reducido a pecata minuta
que ni se reporta en las noticias,
a fín de cuentas son turistas furtivos
que ni pagan el billete.
Y despues de ello el viaje continua,
como si no hubiése pasado nada,
sobre el spectacular verdor del paísaje.
Lo que si cuesta un buen billete
es el Oriente Express
que, bajo "the immortal declaration"
de marras, aqui, se podría aplicar diciéndo
que "All the railroad tracks are equal".
Y es también verdad porque todas
las vías detodos los trenes
son igualmente paralelas,
las de La Bestia y las del Oriente Express,
y es en ésto dónde se da la más sobresaleinte
evidencia del común aspecto
democratico de éstos trenes
y de éstas dos formas de viajar:
Esta no es La Bestia, es el Oriente Express,
Paris-Estambul. Y, como se puede observar,
no va nadie en el techo de los vagones,
claro, se comprende,
¿con éstos salones en sus vagones
quíen va a querer subirse al techo?:
En comparación a éstos extraordinarios
salones, los de La Bestia son distintos.
Aúnque aquí, en éste caso, notamos
el por qué no van en el techo:
porque el vagon sólo tiene salon:
Subirse a La Bestia requiere
condiciones atleticas
y rapidez de reflejos que los viajeros
tienen que afrontar olímpicamenete:
Mientras que en el Oriente Express
todo es más delicado y más parsimonioso,
como debe ser el subir al tren:
En La Bestia, espacios para romances...
la verdad, no se dan; los asientos
no son confortables, y el lugar,
al aire libre, no predispone,
que digamos, a la sentimentalidad
de ninguna relación intimia:
Sin embargo, en el Oriente Express
todo estimula a esos momentos placidos
que tiene la vida en los que,
un hombre y una mujer,
viendo pasar por la ventanilla
las acuarelas de los paísajes,
se acercan a la chispa del romance
en la invitacional intriga
de lo desconocido de un viaje:
Y después llega la hora de despedirse
del ser amado que parte, en La Bestia,
hacia el Norte,
hacia el país de las oportunidades,
las mismas oportunidades
que el mismo país hacia adónde van
les arrancó en sus propios países.