Entrevista a James Petras
30 de junio de 2014
EChI: Vamos a Ucrania, ¿qué significa el acuerdo de unidad entre Ucrania y Europa occidental?
JP: Significa varias cosas. Primero significa la incorporación legal de Ucrania como satélite de Europa occidental. Así, Europa puede capturer todos los mercados, todas las grandes empresas públicas, intervenir en la política económica, imponer planes de austeridad, capitalizar cualquier oportunidad económica y perjudicar la parte Este del país, donde se encuentra la gran industria pesada, sector que está orientado al mercado ruso.
Por tanto, este pacto con Europa va a tener un impacto muy negativo sobre todos los sectores más avanzados económicamente y más integrados en la economía con Rusia. Pero como consecuencia de la asociación con Europa, van a recibir un mayor respaldo político y militar y eso sirve para los gobernantes que son muy inestables y enfrentan un gran problema: no pueden derrotar a las fuerzas democráticas en la República Popular de Donetsk, en donde los proletarios y las milicias populares están resistiendo los ataques del gobierno de Kiev.
Ahora, dentro de las fuerzas de Kiev hay un sector más fascista que está buscando movilizar fuerzas para masacrar a miles de integrantes de las fuerzas de auto defensa. Así que en poco tiempo vamos a ver una enorme ofensiva militar y los europeos quieren que Vladimir Putin deje de apoyar o de permitir la entrada de armas y voluntarios internacionalistas que pueden apoyar la resistencia del gobierno de la República Popular de Donetsk, que es un pueblo heroico que lucha contra la OTAN, contra los fascistas y los gobernantes títeres en Kiev.
Pero con las presiones de la oligarquía rusa, Putin no quiere levantar la mano para apoyarlos, sino que está buscando declaraciones folclóricas, pidiendo negociaciones, un acuerdo, el cese al fuego; mientras que las fuerzas de Kiev siguen atacando y recibiendo armas. Es una lucha muy desigual porque la República Popular de Donetsk, el pueblo en armas, no tiene suficiente apoyo.
Me parece algo similar a lo que pasó en la República Española, cuando los republicanos se enfrentaron a los fascistas y no recibieron apoyo de ningún bando democrático, y el que recibieron en algún momento paró y los dejaron abandonados.
Algo trágico y similar está evolucionando en Ucrania, y mientras tanto el pueblo resiste y Kiev sigue buscando formas de desarmarlos con promesas falsas de acordar sobre democracia y descentralización, pero en el momento que las fuerzas se desarmen estarán perdidos.
Estas promesas no valen el papel en el que están escritas. Ellos lo saben, el mundo lo sabe, pero el gran problema es que Putin no tiene la capacidad de defenderlos ni de actuar frente a este gran tema.
EChI: ¿Putin está perdiendo protagonismo?
JP: Putin tiene el mérito de proponer un plan de paz; proponer la descentralización y el reconocimiento de los derechos del Este. Ese no es el problema, él tiene mucho prestigio en muchas partes del mundo por sus propuestas. Pero el punto es: Si las propuestas no se aceptan y el enemigo –OTAN y Kiev- siguen a la ofensiva, buscan destruir la capacidad de- federalismo y democracia, ¿qué hace Putin?
Más allá de las declaraciones y propuestas progresistas, no cumple con un apoyo militar - político que pudiera sostener la parte Este, a los milicianos, los trabajadores y demócratas en lucha. Ese es el problema.
Hay una brecha entre las declaraciones de Putin y sus búsquedas de acuerdos para evitar sanciones de los banqueros del Este y porque tiene miedo a nuevas sanciones de Occidente. Los grandes oligarcas que viven en Rusia tienen fuertes vínculos con mercados y Bolsas del mundo occidental –Londres, Nueva York, Paris, etc.- y ellos le dicen que baje el perfil, que no se meta más porque los va a perjudicar. Y Putin acata eso. Por eso, entre las presiones populares en Ucrania y las presiones de los oligarcas, adopta la posición intermedia que es palabras para los demócratas y hechos para los oligarcas.
EChI: ¿Entonces lo que dejaron hacer fue sólo lo de Crimea?
JP: El problema de Putin es que opera en una economía que está controlada por los oligarcas. Mientras eso exista, siempre habrá limitaciones en lo que puede hacer Rusia frente a los desafíos del imperialismo.
Ese es el hecho fundamental. Rusia no es un país socialista ni mucho menos. Es un país que está tratando de integrarse en el mundo capitalista, pero los países occidentales le exigen un alto precio, quieren convertir a Rusia en su policía para controlar a los demócratas en Ucrania, ponerlos bajo el mando de (el 'presidente' ucraniano, Petro Poroshenko). Ese es el alto precio que Rusia debe pagar para seguir tratando de integrar el mercado occidental.