Amala y Kamala, niñas lobo de la India |
En su obra sobre los niños salvajes, Lucien Malson, resume los rasgos de los más de 60 casos conocidos a partir del siglo XIV de niños criados al margen del contacto humano:
1.-Marcha inclinada.
2.-Carecen del habla.
3.-Falta de distinción perceptiva.
4.-No se reconocen ante el espejo.
5.-Falta de destreza técnica,
la mano no sirve para coger o manipular objetos.
6.-Falta de expresividad facial.
7.-Falta de interés sexual.
En conclusión, ni la libido, ni el habla
ni la destreza técnica
ni la posición erguida son naturales.
Cómo dice Lévi-Strauss, "En el hombre no existe el comportamiento natural de una especie. Fuera de la sociedad --privado de la cultura de su grupo-- el hombre no puede hacerse sino un monstruo..."
El caso teratológico de Malson.
Naturalmente, el hombre, como "homo", como producto evolutivo de la vida sobre éste planeta, es un obvio producto de la Naturaleza, es decir, nace; pero como "sapiens", que es lo caracteriza nuestra arqueología humana (y nos diferencia de los antropoides), somos productos de una evolución artificial, es decir, cultural (nos hacemos, nos 'clonamos' a nosotros mismos), y, por lo tanto, ello (lo "sapiens"), es axiomático, no es acarreado por nuestro ADN, porque si estuviese intrínsicamente en nuestro ADN naceríamos con ello. Asi, el habla, el bipedismo, la libido, la destreza técnica, no son inherentes al código genético (la verificación de ello --repitámoslo-- está en separar a la criatura de su grupo social para comprobarlo). Lo que ocurre es que éste código lleva los depósitos para que, culturalmente, se puedan llenar al respecto desde afuera con el entrenamiento y crianza dentro del grupo.
Esta es la única posible manera de explicar la existencia de todo el extraordinario --e innatural-- variopinto panorama de la fábrica humana: sabios, poetas, torturadores, criminales, locos, suicidas, salvajes, genocidas, misticos, canibales, religiosos, artistas, justos, inadaptados...y pare usted el carro.
Esta patológica diversidad no puede ser sustentada --como muchos lo hacen-- por diferentes socio-económicas infraestructuras humanas --sin descontar, claro la influencia que tienen--, ni en la apologética justificativa de la libertad del hombre: ésto no es el cuento de la 'libertad' que tanto nos gusta contarnos, ésto es corolario del operacional aquelarre de un no ser nada y, como consecuencia de ello, naturalmente, podemos ser cualquier cosa; ésto, obviamente, es efecto directo de nuestra carencia de Ser, de nuestra falta de Naturaleza, y es lo que produce la desorientación y dentro de ella el espejismo de creer que somos 'libres'.
Esta es la tragedia humana: que el "sapiens" no es producto de una evolución natural y, por lo tanto, como pude ser cualquier cosa, ésta 'opción' a ser mil cosas diferentes es lo que se interpreta por 'libre albedrío', lo que nos dá 'derecho a ser cualquier cosa'. Y no es así, claro --es demasiado auto-elogioso y bello para que sea cierto--, es que no somos Nada en concreto porque no poseemos lo que todas las criaturas de nuestro planeta, al nacer, traen a la vida: su propia Naturaleza.
Y el entero eco-sistema de la Tierra
está sufriendo las consecuencias.
Y el desorden socio-político-económico del orbe
está sufriendo las consecuencias.
Y nuestro presente y futúro esta eclipsándose
por éstas consecuencias.
Y la irresoluble y mortal cotradicción
--única en nuestre especie--
que acarreamos entre mentis et corporis,
entre mente y cuerpo,
es el nítido espejo de todo ello...