Se está celebrando en Moscú el campeonato del mundo
de atletismo dónde se corre se salta y se lanza.
Entre otros records hay uno en particular que es muy curioso e interesante, y es el que otorga el título más "sui generis" de todos y que está en relación con la Atracción Universal, y es el que obtiene el hombre que más poder tiene en vencer la fuerza del gravedad de La Tierra, y es, naturalmente, el campeón del mundo de salto de altura, y el imbatible record hasta hoy en día lo tiene, por 20 años ya, el cubano Sotomayor: 2,45.
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Y lo metafórico está también en el hecho de que éste hombre sea cubano, viva en Cuba --y no se haya ido ya al escaparate Maiami--, y sea éste pueblo el que posee el susodicho record de vencer la fuerza de gravedad en el planeta, y preguntamos: ¿se podría parangonar ello con el otro record que tiene Cuba de ser el único país del mundo que, a sólo cien millas del monstruo imperial, es la nación que más alto ha saltado, por su increíble resistencia y vuelo autónomo, frente a la omnimoda y temida fuerza de gravedad de los blasfemos del "In God We Trust"?
Comparaciones simbólicas y perifrásicas nada más.
http://youtu.be/rOWoz8u1oMU
Em Moscú, el ucraniano Bondarenko ganó con unos magníficos 2,41m, pero fallo en poder desbancar la marca de Sotomayor como el hombre que pose, hasta hoy en día, la potencia necesaria para despegarse más alto de la constante fuerza de gravedad a la que todo y todos estamos sometidos en nuestro planeta.
Toda una hazaña que sólo la podemos vislumbrar si tomamos un metro, medimos 2.45 en vertical, y nos imaginamos correr hacia ello, tomar impulso, despegarnos del suelo, y elevarnos sobre esa increíble altura. Y sin dejar lo tropológico a un lado, sería la misma hazaña que imaginarnos a una pequeña isla que, a 166 kilometros, en horizontal y en vertical, de un sempiterno bloqueo y ataques de toda clase e índole, en un olímpico salto de record innaudito, haya sabido saltar triunfalmente sobre todo ello hasta el presente.
Otro record mundial, imbatible hasta hoy en día,
éste, no por 20 años, sino por ¡54 años!.
El mismo que nunca se lo perdonará
el "Comité Olímpico-Político" del Imperium.