Tuesday, July 30, 2013
LA VIDA NOS POSEE...ESTAMOS POSEIDOS.
(Noche.
La hora en la que se rompe la 'bolsa de aguas'
y el líquido amniótico estalla,
a punto de parir,
dar a luz en las sombras
de la oscuridad callada.
Hablan los grillos,
grandes parteros
de canciones y esmeraldas)
Estar vivo no es poseer Vida:
es estar poseído por Ella.
La Vida nos posee,
somos vividos por Ella
El poseedor poseído.
Vivimos bajo la mística ilusión
de que "tenemos Vida"
--de que somos los amos
de nuestra morada--.
¡¿Quíenes somo nosotros para tener Vida?!
¡Que pretenciosos somos!
Es Ella, naturalmente,
la que nos tiene a nosotros,
nos lleva,
nos trae,
nos forma,
nos de-forma,
y nos mata;
y tal vez, en el interin,
hasta nos haga
alcanzar estrellas jejanas,
o bajarnos a los infiernos
dónde el dragon
nos corta con sus espadas,
o tal vez nos deje
a mitad de camino,
en lo mediocre,
en lo anodino,
ese río sin desembocar
que en lago se estanca.
Vivimos bajo la mística ilusión
que nos crea el "yo",
esa extraña entidad
que nos pasa
de inquilino a dueño,
de ser tenido a tener,
de ser caminado a caminar.
Pero el "yo" no vive,
porque tambien es Vivido.
(Todo lo invierte el "yo",
ese prestidigitador del individuo
que nos hemos sacado
del sombrero de copa
para embaucarnos
y embaucar al público)
Nos posee la Vida,
el pancreas,
el hígado,
los pulmones,
el corazón,
el estómago,
la cabeza,
la hipófisis,
el DNA,
el subconsciente,
los sanguineos latidos.
Nos poseen los pensamientos
No tenemos pensamientos
Los pensamientos nos tienen a nosotros
(Somos entidades teledirigidas)
Todo lo que somos
no es nuestro,
es de la filogenia evolutiva
que nos puso
en éste camino,
el de la ontogenia
del sujeto,
del individuo,
del "yo",
ese polizón que se coló
en el barco
sin ser visto,
es dibujo sobre la arena
que borran y plasman las mareas
a su antojo,
a su capricho infinito.
Cuándo somos concebidos,
antes de aparecer en forma humana,
recapitulamos y pasamos
por todos los estadios anteriores
de la Vida hasta llegar a éste Destino,
que no es nuestro por vivirlo,
sino porque por él somos vividos.
¿Desde el nacimiento hasta la muerte
que determinamos nosotros mismos?
¿Determinamos el paso de feto a niño,
a adolescente,
a la madurez,
a la decadencia,
a la muerte,
al misterio ungido?
¿Regimos éstos saltos y cambios,
éste desarrollo que constituye la Vida
al poseernos a nosotros mismos?
La pregunta ya no es ¿qué es el hombre?
La pregunta es mucho más profunda:
¿qué es la Vida?
¿Por qué, realmente, somos poseídos?
La hora en la que se rompe la 'bolsa de aguas'
y el líquido amniótico estalla,
a punto de parir,
dar a luz en las sombras
de la oscuridad callada.
Hablan los grillos,
grandes parteros
de canciones y esmeraldas)
Estar vivo no es poseer Vida:
es estar poseído por Ella.
La Vida nos posee,
somos vividos por Ella
El poseedor poseído.
Vivimos bajo la mística ilusión
de que "tenemos Vida"
--de que somos los amos
de nuestra morada--.
¡¿Quíenes somo nosotros para tener Vida?!
¡Que pretenciosos somos!
Es Ella, naturalmente,
la que nos tiene a nosotros,
nos lleva,
nos trae,
nos forma,
nos de-forma,
y nos mata;
y tal vez, en el interin,
hasta nos haga
alcanzar estrellas jejanas,
o bajarnos a los infiernos
dónde el dragon
nos corta con sus espadas,
o tal vez nos deje
a mitad de camino,
en lo mediocre,
en lo anodino,
ese río sin desembocar
que en lago se estanca.
Vivimos bajo la mística ilusión
que nos crea el "yo",
esa extraña entidad
que nos pasa
de inquilino a dueño,
de ser tenido a tener,
de ser caminado a caminar.
Pero el "yo" no vive,
porque tambien es Vivido.
(Todo lo invierte el "yo",
ese prestidigitador del individuo
que nos hemos sacado
del sombrero de copa
para embaucarnos
y embaucar al público)
Nos posee la Vida,
el pancreas,
el hígado,
los pulmones,
el corazón,
el estómago,
la cabeza,
la hipófisis,
el DNA,
el subconsciente,
los sanguineos latidos.
Nos poseen los pensamientos
No tenemos pensamientos
Los pensamientos nos tienen a nosotros
(Somos entidades teledirigidas)
Todo lo que somos
no es nuestro,
es de la filogenia evolutiva
que nos puso
en éste camino,
el de la ontogenia
del sujeto,
del individuo,
del "yo",
ese polizón que se coló
en el barco
sin ser visto,
es dibujo sobre la arena
que borran y plasman las mareas
a su antojo,
a su capricho infinito.
Cuándo somos concebidos,
antes de aparecer en forma humana,
recapitulamos y pasamos
por todos los estadios anteriores
de la Vida hasta llegar a éste Destino,
que no es nuestro por vivirlo,
sino porque por él somos vividos.
¿Desde el nacimiento hasta la muerte
que determinamos nosotros mismos?
¿Determinamos el paso de feto a niño,
a adolescente,
a la madurez,
a la decadencia,
a la muerte,
al misterio ungido?
¿Regimos éstos saltos y cambios,
éste desarrollo que constituye la Vida
al poseernos a nosotros mismos?
La pregunta ya no es ¿qué es el hombre?
La pregunta es mucho más profunda:
¿qué es la Vida?
¿Por qué, realmente, somos poseídos?
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