“Como miembro del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos en Ginebra, me siento muy molesto por las precipitadas declaraciones y recomendaciones inusitadas en el gran show que acaba de concluir en el Consejo (…) en contra de Libia”, expresó.
En un artículo entregado hoy en primicia a Prensa Latina, d’Escoto se refirió a la situación actual en esa nación norafricana, donde -dijo- “aún queda mucho por esclarecer”.
Señaló que lo ocurrido en Ginebra contrasta con “las sensatas reflexiones sobre el tema del líder cubano Fidel Castro, y (con) las palabras del Canciller ruso, Serguei Lavrov, dentro del propio Consejo, pidiendo que se le permita al pueblo libio resolver, sin injerencias externas las causas que originaron las revueltas populares”.
Esos mismos conceptos expresó el presidente Daniel Ortega y otros dirigentes honestos que no andan tras el petróleo libio ni buscando la forma de congraciarse con Washington, añadió.
Presidente del sexagésimo tercer período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de junio de 2008 a septiembre de 2009, d’Escoto calificó en su artículo de genocidio lo que Israel comete todos los días contra el pueblo palestino o lo que Estados Unidos hace contra Irak o Afganistán.
Seguidamente preguntó “¿por qué el Consejo de Derechos Humanos, y otros que hipócritamente quieren hoy ser vistos como defensores de los derechos humanos, no ha hecho similares declaraciones ni recomendaciones contra Estados Unidos y contra Israel?”
“El doble rasero y la hipocresía también son hoy la norma en las Naciones Unidas, que Washington controla cada día más”, explicó.
Señaló que “posiblemente (el líder libio Muamar el) Gadafi no sea un santo, pero muchísimo menos (lo) son los presidentes de Estados Unidos, todos los cuales merecen ser llevados a juicio por crímenes contra la humanidad”.
Según el experimentado diplomático nicaragüense, “si no somos capaces de reconocer eso, no tenemos ninguna autoridad moral para juzgar a otros. La justicia es pareja o no es justicia, (pues) no hay justicia selectiva”.
http://www.cubadebate.cu/noticias/2011/02/28/condena-descoto-pronunciamiento-de-la-onu-contra-libia/
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En la lista de asesinatos de la CIA, con y sin éxito, de William Blum, "Keeping Track Of The Empire's Crimes", figura el Padre Miguel D'Escoto, y para la luz y el brillo de su inconmensurale dimensión humana, vamos a llamarlo Faro:
Algunos hombres se convirten en Faros
en la noche de tormenta;
ésta es la razón por la que no podemos
olvidarnos de ellos;
porque si perdemos ésta Luz,
¿cómo vamos a navegar en la oscuridad?
Padre d'Escoto es el recipiente de numerosos premios, tales como: la Orden del cardenal Miguel Obando y Bravo (2007), el más alto honor otorgado por la Universidad Católica Redemptoris Mater (UNICA), por su trabajo por la paz, el Premio Thomas Merton ( 1987), por su compromiso con la paz mundial, la Orden de Carlos Fonseca Amador (1986), el más alto honor del FSLN, por sus contribuciones al derecho internacional, el Premio Internacional Lenin de la Paz (1985-86) concedido por la Unión Soviética, el Julio Cortázar, Premio por la Paz y la Democracia en América Latina y el Caribe (1985), otorgado por el Instituto Argentina de Relaciones Internacionales, y el Premio Alfonso Comín Paz (Barcelona, España, 1984), que aceptó en nombre del pueblo de Nicaragua .
El padre d'Escoto recibió el apoyo unánime del Grupo de América Latina y el Caribe (GRULAC) en las Naciones Unidas como su candidato a la Presidencia de la sexagésima tercera Asamblea General de las Naciones Unidas. En el año 2008 fue abrumadoramente elegido presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas donde afirmó su esfuerzo permanente en la mediación, no sólo en su patria, sino también afuera de los límites de Nicaragua y América Latina, por los derechos de los pueblos pobres a escala mundial, dado que su cargo le dió la oportunidad y el poder para ello. Sus prioridades fueron, como Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el tratamiento racional de la energía y el control del aumento de precios de los alimentos básicos en todo el mundo, el hambre, el cambio climático, el terrorismo, los derechos humanos, el desarme, el control nuclear, la diversidad cultural, los derechos de las mujeres y los niños , y la protección de la biodiversidad: todo el cumplimiento real de los Evangelios de Cristo.