1. Definición de las biopatías
El tumor es tan sólo un síntoma visible de la enfermedad que llamamos cáncer. Por eso, el tratamiento local del tumor maligno, sea por cirugía o por aplicación de radium o rayos X, no ataca al cáncer como tal sino a uno de sus síntomas visibles.
Tampoco la muerte, por cáncer puede atribuirse a la presencia de uno o varios tumores; más bien es el resultado final de una enfermedad biológica sistémica, el "cáncer", cuya causa es un proceso desintegrativo del organismo en general.
La literatura médica no nos brinda información sobre la naturaleza de esta enfermedad biológica integral. La llamada "predisposición cancerosa" sólo deja traslucir que detrás del tumor maligno se encuentran en acción procesos letales hasta ahora no investigados. La típica caquexia del cáncer sólo puede considerarse como la última fase visible del desconocido proceso sistémico "cáncer".
El tumor es tan sólo un síntoma visible de la enfermedad que llamamos cáncer. Por eso, el tratamiento local del tumor maligno, sea por cirugía o por aplicación de radium o rayos X, no ataca al cáncer como tal sino a uno de sus síntomas visibles.
Tampoco la muerte, por cáncer puede atribuirse a la presencia de uno o varios tumores; más bien es el resultado final de una enfermedad biológica sistémica, el "cáncer", cuya causa es un proceso desintegrativo del organismo en general. La literatura médica no nos brinda información sobre la naturaleza de esta enfermedad biológica integral. La llamada "predisposición cancerosa" sólo deja traslucir que detrás del tumor maligno se encuentran en acción procesos letales hasta ahora no investigados. La típica caquexia del cáncer sólo puede considerarse como la última fase visible del desconocido proceso sistémico "cáncer".
El término "predisposición cancerosa" carece de sentido e induce al error. Por eso lo reemplazaremos por la designación biopatía carcinomatosa. La finalidad de ésta serie de trabajos es poner de manifiesto el proceso que constituye la base de la biopatía del cáncer.
Dentro del término biopatías resumiremos todos los procesos patológicos que se cumplen en el aparato autónomo vital. Existe una típica disfunción del aparato vital autónomo que, una vez en marcha, puede manifestarse en una diversidad de cuadros sintomáticos.
Una biopatía puede desembocar en un carcinoma ("biopatía carcinomatosa"), pero también en una angina pectoris, en un asma, en una hipertensión cardiovascular, epilepsia, catatonía, esquizofrenia paranoidea, neurosis de angustia, esclerosis múltiple, cólera, alcoholismo crónico, etc. Hasta ahora desconocemos los factores que determinan la evolución de una biopatía en una u otra dirección.
Pero lo más importante es el común denominador de todas estas enfermedades: se trata de un trastorno de la función natural de pulsación en la totalidad del organismo. De acuerdo con ésta definición, una fractura, un absceso local, una neumonía, la fiebre amarilla, una intoxicación alcohólica aguda, una peritonitis infecciosa, la sífilis, etc., no son biopatías.
Ninguna de ellas se basa en una perturbación de la pulsación autónoma del aparato vital en conjunto; están circunscriptas y pueden provocar una perturbación de la pulsación biológica, pero secundariamente. Sólo en los casos en los cuales el proceso patológico comienza con un trastorno de la pulsación, podemos hablar de "biopatía", cualquiera que sea el cuadro secundario en el cual desemboca. De modo que podemos distinguir una "biopatía esquizofrénica" de una "biopatía cardiovascular", y éstas de una "biopatía epiléptica", "carcinomatosa", etcétera.
Este despliegue de terminología médica se debe al hecho de que no podemos entender ninguna de las muchas enfermedades específicas del aparato vital autónomo a menos que:
1. delimitemos estas enfermedades para distinguirlas de las típicas enfermedades infecciosas y de los casos de traumatismos con tratamiento quirúrgico;
2. busquemos y descubramos su mecanismo común, la perturbación de la pulsación biológica;
3. aprendamos a comprender sus diferenciaciones en diversos cuadros patológicos.
El cáncer se presta de manera muy especial para el estudio del mecanismo fundamental de las biopatías. En él confluyen muchos de los trastornos tratados a diario por la medicina clínica. Se manifiesta en un crecimiento patológico de las células; una de sus características esenciales es la intoxicación y la putrefacción bacterianas; se desarrolla a partir de trastornos químicos y bioeléctricos del organismo; está vinculado con perturbaciones emocionales y sexuales; da lugar a una serie de procesos secundarios -por ejemplo la anemia-, que por lo general evolucionan como enfermedades independientes; es una enfermedad en la cual nuestro modo de vida "civilizado" ejerce una acción decisiva; interesa tanto al especialista en nutrición como al endocrinólogo o al científico consagrado al estudio de los virus.
Las múltiples manifestaciones del cáncer ocultan un trastorno básico. Algo semejante ocurre en el terreno de las neurosis y las psicosis, las cualles, dentro de su multiplicidad sólo tienen un común denominador: la estasis sexual. Y esto nos conduce directamente a nuestro tema:
La estasis sexual representa un trastorno fundamental de la pulsación biológica. Porque la excitación sexual es una función primaria del sistema plasmático viviente. La función sexual demuestra ser la función vital productiva por excelencia. Una perturbación crónica de esta función debe coincidir, pues, necesariamente con una biopatía.
La estasis de la excitación biosexual puede manifestarse, en principio, de dos maneras principales: indirectamente, como trastorno emocional del aparato psíquico, es decir como neurosis o como psicosis; o directamente, como perturbación funcional de los órganos, en cuyo caso se presenta como enfermedad orgánica. Según nuestros actuales conocimientos, no puede generar enfermedades infecciosas.
El mecanismo central de una biopatía es la perturbación de la descarga de excitación biosexual. Esta afirmación requiere una amplia fundamentación. No sorprenderá comprobar que en la biopatía intervienen tanto procesos físico-químicos, como factores emocionales.
La unidad psicosomática del sistema biológico total se evidencia con máxima claridad en la emoción biosexual. Por eso es muy lógico que los trastornos de la descarga de energía biosexual -aparezcan donde aparezcan- constituyan el punto de partida de trastornos en el funcionamiento biológico, es decir de las "biopatías".
2. Encogimiento biopático
En esencia, el proceso vital es el mismo en el hombre que en la ameba. Su característica principal es la pulsación biológica, la alternancia de contracción y expansión. En los organismos unicelulares este proceso puede observarse con claridad en las contracciones rítmicas de las vacuolas o en las contracciones y movimientos serpentinos del plasma. En los metazoarios, se la observa, sobre todo, en el sistema cardiovascular, en el cual el latido del pulso es un claro signo de la pulsación.
La pulsación biológica se manifiesta de diferentes maneras según la estructura de cada órgano. En el intestino aparece como "movimientos peristálticos", es decir, ondas alternadas de contracción y expansión que avanzan en dirección distal.
En la vejiga, funciona en respuesta al estímulo de la expansión mecánica que se produce al llenarse la vejiga. El proceso se manifiesta también en las funciones musculares: en los músculos estriados, como contracciones, y en los lisos, como peristalsis ondulante. En la convulsión orgástica ("reflejo de orgasmo"), la pulsación alcanza al organismo en totalidad.
Ni los movimientos pulsatorios de los órganos del cuerpo ni sus trastornos -como el shock, el bloqueo, el encogimiento, etc.- coinciden con la idea predominante de que los nervios actúan tan sólo como conductores de impulsos mientras ellos mismos permanecen rígidos e inmóviles. Los movimientos autónomos sólo resultan comprensibles si el sistema nervioso autónomo en si es móvil.
Este interrogante tan decisivo puede aclararse por medio de la observación directa. Observemos con un buen microscopio gusanos lo bastante transparentes (por ejemplo, gusanos de la harina) como para permitirnos poner en foco no sólo los nudos ganglionares sino también las fibras. El gusano se mueve constantemente y reacciona con violencia al círculo de luz, de modo que es preciso aprender a mantener en foco las fibras nerviosas por medio de movimientos compensatorios de los tornillos de ajuste.
Esta observación nos demostrará que el sistema nervioso autónomo no es rígido sino contráctil y expansivo. Los movimientos de los nervios son serpentinos, lentamente ondulatorios y, a veces, bruscos. Siempre preceden en una fracción de segundo a los movimientos correspondientes del organismo total. Primero se contraen el nervio y sus ramas, sólo después de eso se produce la contracción de la musculatura. Lo mismo puede decirse respecto de la expansión. Cuando el gusano muere, el sistema nervioso comienza a encogerse en forma paulatina y, al ocurrir esto, el organismo se encorva. El paulatino encogimiento se ve interrumpido por alguna que otra contracción violenta. Trascurrido un lapso de inmovilidad total, la contracción rígida (rigor mortis) cede: el organismo se va poniendo laxo, junto con los nervios, y el movimiento no retorna.
El encogimiento biopático comienza con un crónico predominio de la contracción y con la inhibición de la expansión del sistema nervioso autónomo. Esto se pone de manifiesto con particular claridad en los trastornos respiratorios de los neuróticos y psicóticos: la pulsación (alternancia de expansión y contracción) de los pulmones y de la caja torácica se hace limitada y hay un predominio de la actitud inspiratoria. La contracción general ("simpatectomía") no se limita a determinados órganos. Abarca el sistema íntegro, sus tejidos, el sistema sanguíneo y el sistema endocrino, así como también la estructura caracterológica.
El lector atento se formulará aquí una serie de preguntas: ¿Puede hablarse de "encogimiento" si el aparato vital autónomo está simplemente en un estado de contracción crónica? ¿No es posible que la contracción ceda y se restablezca la función de la plena pulsación? ¿No debería establecerse una distinción entre "contracción crónica" y "encogimiento" del sistema nervioso autónomo? Después de todo, el encogimiento podría ser una consecuencia de la contracción crónica del sistema nervioso autónomo, es decir un paulatino agotamiento del aparato vital, un morirse gradual y premature.
La objeción es correcta. El encogimiento biopático en el cáncer es, en efecto, la consecuencia de una contracción crónica, gradual del aparato autónomo vital.