"El pueblo español es uno de los pocos pueblos del mundo con su Espejo Histórico Roto (EHR). Hasta que no vayamos hacia atrás a recuperar las piezas perdidas y olvidadas para recomponernos ese EHR que nos partieron, no podremos ver y obtener aquel necesario Rostro Histórico que nos Rompieron a golpe de Terror."
El Espejo
http://youtu.be/X2yEvfZUhlc
ROJAS, ENFERMAS Y PECADORAS |
La exposición, "Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualiad", analiza el papel desde la II Rapública hasta la llamada Transición, subrayando la doble y atroz represión que el régimen fascista ejerció contra ellas por "rojas" y "liberadas".
Rapadas al cero para censurar su 'libertinaje' y purgadas con aceite de ricino para depurar su “alma tóxica”, miles de mujeres fueron exhibidas por las calles y plazas del país durante los años de guerra civil y posguerra.
Y lo mas perturbador e increíble: el líder supremo de éste Horror, y su Sucesor, siguen en la gloria de dios. Por eso nadie ha ido a la cárcel por ello. Tengamos presente que sin que éste Terror hubiera hecho mella en el consciente y subconsciente del pueblo español (por eso dijo el general Mola que había que causar --con el terror-- una "impresión de maestría"), el pueblo español nunca hubíese podido doblegarse ante el Sucecor del Responsable de aquel espantoso e impune aquelarre contra la mujer. El castigo del franquismo sobre las mujeres fue doble. Por “rojas” y por “liberadas”. La dictadura exigió a las mujeres un exceso de virtud que encarnara un modelo de decencia y castidad que limpiara la degradación moral republicana. Es imposible determinar el número de mujeres represaliadas a lo largo de la dictadura. Historiadores como Fernando Obregón han documentado la muerte de 116 mujeres en Cantabria desde 1937, cuando la provincia fue tomada por Franco. En Burgos, casi 500 mujeres murieron en la cárcel a manos de los franquistas y en la cárcel de Ventas (Madrid) está documentada la presencia de más de 5.000 reclusas republicanas, a pesar de que su capacidad sólo era para 450 personas. Sus historias fueron silenciadas durante años por la ideología oficial del régimen. Sobre ellas recayó la responsabilidad de “regenerar la patria”. Catalogadas como individuas de dudosa moral, su acceso a la ciudadanía fue castigado ejemplarmente durante la dictadura a través de cárcel, violencia, exilio, silencio o uniformidad. “La forma de castigar al hombre era el exterminio. Se fusilaba a gran parte de los hombres de una población, por ejemplo. Con la mujer se buscaron castigos más ejemplares. En lugar de ir a por todas, se castigaban a unas pocas de manera pública. La exposición pública del rapado o del ricino marcaba a las mujeres por vida. Un método devastador y efectivo”, explica Raquel Osborne, doctora en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Sobre ellas recayó la responsabilidad de “regenerar la patria” Con el objetivo de recuperar una parte fundamental de la memoria de España y de cubrir la historia de género de las mujeres en el período del franquismo, el Ateneo de Madrid acoge hasta el 10 de febrero la exposición Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (1930-1980). En realidad, el pueblo entero cayó bajo sospecha, pero cada sector, cada diferente estrato --en éste caso la mujer en particular-- 'recibió su merecido'. Y en ésto copiaron a Marx: "de cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades": los hombres tenían la necesidad de ser fusilados y encarcelados, o puesto en trabajos forzados, los niños 'malos' robados y transferidos a familias 'decentes' para ser 'regenerados', y las féminas sospechosas, según creyeron, necesitaban la rapada y el ricino que las lavase de sus pecados, 'sui generis' castigo de la mujer desconocido con anterioridad en la história de la humanidad. El carácter español siempre tan creativo y original. Una exposición realizada bajo el prisma de la memoria y que recoge diferentes elementos como fotografías, vídeos, cuadernos de escuela o vestidos que muestran la represión física y psicológica de la mujer, muchas veces invisibilizada al hablar de la represión fascista. “La disciplina histórica, una disciplina bastante patriarcal, hecha por hombres y durante mucho tiempo para hombres, tiene unos elementos de construcción metodológicas que han invisibilizado todo el trabajo o la existencia de las mujeres. En toda la resistencia antifranquista las mujeres tuvieron un amplio activismo de base, pero ese activismo no implicaba hacer de espía en Francia o exiliarse. Eran las hermanas, mujeres o parejas de los actores”, explica a Público la investigadora María Rosón, comisaria de la exposición junto a Raquel Osborne. http://sisifocansado.blogspot.com/2013/01/el-simbolismo-de-la-cabellera-femenina.html |