¿Nos podran coger las manos
que hemos pintando,
esas manos, sin cuerpo ya,
sobre el lienzo que yace
en nuestro cuadro?
¿Nos podrán sostener
las tarimas del dibujo
de éste 'progreso' que se marchita
con cada pincelada que trazamos?
¿Nos podrá solucionar
éste cuadro de manos
que esperan la caída
de la escalera de una civilización
dónde ya no sabemos
que trazar, qué hacer, que crear,
porque ya nada nos da resultados
para parar el porrazo?
¿Nos podran coger las manos
que estamos pintando
cuándo el artista
pierda el equilibrio,
y con él,
toda ésta extraña
y delirante pinacoteca
que se nos requebraja
por todos lados?
¿Qué detendrá a éste artista
que se desploma como un giñapo
bajo una fuerza de gravedad
cada vez más grave
y en la que todos participamos
con nuestros absurdos garabatos?
Quizás hubiése sido mejor
para no tener que esperar
y haber salido del cuadro
por otro lado.
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Mañana salgo para la isla Sentinel del Norte
a pedir asilo político
para ver como pintan allí el cuadro.
Tal vez me maten a flechazos,
pero quiero comprobar por mi mismo
si existen pintores que no se caen
de la escalera desde dónde estan pintando.
Porque en éste taller de pintura
dónde ya no pintamos nada,digo como Bazarov,
--el personaje de 'Padres e Hijos' de Turginev--:No tengo nada que ver
con el orden establecido,
me he quedado sin brochas y sin pinceles
para dibujar el cuadro que de mi esperan
y que quieren ver con buenos resultados.
Pero vamos mas lejos que Bazarov
(hay que haber ido más lejos que él
para marchar a la isla Sentinel),
y decimos:
No sólo no tengo nada que ver
con el orden establecido
--rebelión social--,
sino que tampoco tengo nada que ver
con el orden natural establecido
--rebelión metafísica--
Ahí estan, sentinelas insobornables,
defensores de cuadros desconocidos
y de escaleras de las que aún nadie se ha caído.
¿Me dejaran pasar?
Llevo una buena recomendación:
he dimitido de los talleres de pintura
dónde he nacido.
¿Me entenderan?
Me voy ariesgar.
Es mi última oportunidad.