...El sistema mercantil y feliz.
Ya llegó.
Y está aqui.
Sonreir.
Aparentar estar bien.
Bien estar
al otro lado del altar,
que las penas y tropiezos
no se puedan detectar,
que el pesimismo no compra,
no gasta,
no consume,
no beneficia,
que el optimismo
ingresa en caja
los beneficios a cuidar...
vender,
vender y comprar,
publicidad.
(Ya no podríamos vivir sin ella,
sin su omnipresencia
seríamos naufragos
en alta mar,
SOS,
con el primero que llegue
queremos regresar.)
Hay que sonreir.
Felicidad.
Satisfacción.
El cliente siempre lleva razón.
El producto debe ser aceptado
y sin devolución:
señoritas y caballeros
sonrientes,
sexis, energéticos,
siempre convenciendonos
de lo mejor,
copiemoslos,
seremos como ellos
si acatamos sus mensajes,
sus confianzas,
su composición,
sus cacharros de turno,
sus mensajes subliminales,
lo que promocionan,
lo que prometen...
con garantía de devolución.
La television es el gran medio,
y, como no, la internet,
la netinter-nos,
todos juntos,
la gran familia
donde el poroducto
llega a casa,
servido, listo
para el consumidor.
Porque, claro, podíamos
estar mucho peor;
(mirar a los desobedientes
de Gaza como
no sonrien any more)
...y de ahi la otra sonrisa,
la cornisa en alto,
la apoteosis,
el esplendor,
el triunfo de la civilizavción.
¡Energy
Friday!
¡Energia
todos los días
de la semana
para tapar
esa lágrima,
ese eco negacionista
que a todos nos mancha!
Pero la Nave del Sistema
Mercantil y Feliz
lleva una Gran Lágrima
hecha una vía de agua
que, constantemente,
hay que omitirla,
que disfrazarla,
que achicarla;
¿la veis, la veis
agrandarse en el horizonte
como un maremoto
dónde ya las sonrisas
no son capaces de frenarla?