Que escena más enternecedora...
Dos Gangsters.
Padre e hijo
Uno grande.
Otro pequeñito
Uno más alto.
Dos Gangsters.
Padre e hijo
Uno grande.
Otro pequeñito
Uno más alto.
El otro enanito.
El Padre, pasandole el brazo
por los hombros,
protector y divino,
manda y congela
a su pupilo.
Y el Hijo,
esvásticamente sumiso,
con admiración,
mirando a su progenitor
suplicandole ayuda
ante el enemigo,
asegurandole que confie en él
por el honor establecido.
Que escena más enternecedora...
de estos dos Gangsters,
Padre e Hijo,
sobre tantos cadáveres,
sobre tanto dolor,
sobre tantos gemidos...
Y al otro lado del charco,
EUROPUSA,
la concubina de palacio
recogiendo las migas
que caen del plato,
con Josep Borrell,
el Cercopiteco ungido,
subido al árbol
de lo que le ordena
el Padre alado.
Y todo, todo,
calibrado y montado
para que la idiotización,
el miedo y el cadalso,
sostenga y aplaudan
estas escenas enternecedoras
del Padre con su amado Hijo,
y allá, en el jardín europusano,
el Cercopiteco ungido,
subido al árbol,
vomitando lo que le han dicho...
Mientras las gentes,
con los sueldos que no llegan,
aguantando y obedeciendo
esta pestilencia eternecedora
del Padre y el Hijo,
dos Gangsters
contra los que el papa Francisco
nunca se ha metido...