Sunday, January 9, 2022

APUNTALANDO. AY, LA VIDA, QUE NOS LA DAN Y NOS LA QUITAN

 








Ay, la vida,
que nos la dan
y nos la quitan

Apuntalando la galería
para que no se nos caíga encima.
Pero crujen los puntales.
Los oímos crujir todos los días.

Fino tiene el oído el minero,
pues de ello depende su vida.

Ay, la vida,
que nos la dan
y nos la quitan

Mineros de estrellas, todos,
enterrados en nuestras minas,
oscuridad dentro,
la luz, el cielo, arriba.

Atentos al crujir de la madera 
que entiba,
que soporta el techo
bajo el que respira
y camina,
bajo el que sueña y trabaja
sacando el mineral
que necesita.

Siempre, siempre atento
al crugir del puntal,
o al buey de mina
que se niega a entrar
cuando horas antes
presiente la explosión
que se avecina.

Siempre, siempre atento
al candil de carburo
de sus ideas,
de su pensamiento,
de sus infleciones anímicas,
cuyo aire puede apagar
el camino de salida.

Trabajar en una mina de carbón,
en Lillo del Bierzo, en León.
Fue mi primer contacto con el Sol,
un Sol telúrico, demiúrgico,
agujero negro
de estrella coagulada
donde la vida y la muerte
juegan a tú alrededor
y todos sobre ellas
callabamos en su resplandor.

Ay, la vida,
que nos la dan
y nos la quitan.

La parabola social y metafísica
es también una mina
cuyo símbolos y significados,
como los puntales,
crujen todos los días.

Apuntalando la galería
para que no se nos caíga encima.
Pero crujen los puntales.
Los oímos crujir todos los días.

Ay, la vida,
que nos la dan
y nos la quitan