María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir María es la "llena de gracia" desde su concepción. Cuando hablamos de la Inmaculada Concepción no se trata de la concepción de Jesús quién, claro está, también fue concebido sin pecado.
“El método del psicoanálisis individual es por lo tanto un método delicadamente histórico, la comprensión del desarrollo emocional sobre la base del conocimiento de la historia del individuo […] las actitudes psíquicas comunes de los miembros del grupo deben ser comprendidas sólo sobre la base de sus pautas comunes”
El Dogma de Cristo
Erich Fromm
Aqui Fromm no dice realmente nada.
Sin embargo Freud y Reich si tienen algo que decir:
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Jean Maerin Charcot:
el Maestro de Sigmund Freud
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Charcot en una de sus clase a la que asistía Freud. La frase de Charcot, tratando a una paciente de histeria: "Pero en tales casos siempre es la cosa genital, siempre, siempre, siempre!, marcaría la carrera de Freud http://cmt.org.uk/wp-content/uploads/2015/02/History-of-Jean-Martin-Charcot-1.pdf |
Charcot fue el primero en tratar de descifrar lo que se ocultaba detrás de la hoja de parra de Adan y Eva. Mas tarde, Freud, llevaría eésta investigación, en su 'Totem y Tabu' (coincidiendo co Wilhelm Reich), a establecer que el mito bíblico de Adan y Eva, como tambien la ideologia del hereditario pecado original, se revelan básicamente como transgresión sexual acompañada por un acto de asesinato. Oscar Kiss, en su 'El Principio era el Fín', no se queda muy lejos de ello.
Todo parece indicar que desde nuestros turbios origenes esas hojas de parras nos siguen creciendo. El trauma genésico desborda a esas hojas y pétalos y deja bien a las claras que nuestra libido dominandi excede, en su patología, al natural instinto de reproducción. (Y Charcot fue el whistleblower de ello) La culpa subliminal que acarrea la antropologia humana en los arquetipos de su subconsciente colectivo se refleja muy bien en el dogma de la Inmaculada Concepcion, en esta "familia sin pecado"
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Freud trabajó como alumno de Charcot en la Salpêtrière de París desde octubre de 1885 hasta febrero de 1886. Esos años marcaron un cambio en la carrera de Freud, pasó de interesarse en la neuropatología para adentrarse en la psicopatología. Sentía una gran admiración por su maestro, la cúal la tuvo toda su vida. --En un escrito de 1914, Freud ofrece por primera vez un relato interesante. Cuenta que el martes 19 de enero de 1886 pasaba su primera velada en la casa de Charcot (217 del Boulevard Saint Germain). Uno de los presentes, por quien Freud sentía una sincera admiración, era el medico Paul Brouardel. Este le relataba a Charcot algunos detalles sobre un caso que nunca lo hubiésemos sabido a no ser por lo que mas tarde escribiría Freud: "Oí al comienzo de manera imprecisa, y poco a poco el relato fue cautivando mi atención: Una joven pareja de lejanas tierras del Oriente, la mujer con un padecimiento grave, y el hombre, impotente o del todo inhábil. «Táchez donc», oí que Charcot repetía, «je vous assure, vous y arriverez» [Empéñese usted. Le aseguro que usted lo conseguirá]. Brouardel, quien hablaba en voz más baja, debió de expresar entonces su asombro por el hecho de que en tales circunstancias se presentaran síntomas como los de la mujer. Y Charcot pronunció de pronto, con brío, estas palabras: «Mais dans des cas pareils c’est toujours la chose génitale, toujours… toujours… toujours!». [¡Pero en tales casos siempre es la cosa genital, siempre…siempre…siempre!] (…) Sé que por un instante se apoderó de mí un asombro casi paralizante y me dije: Y si él lo sabe, ¿por qué nunca lo dice? Pero esa impresión se me olvidó pronto; la anatomía cerebral y la producción experimental de parálisis histéricas habían absorbido todo mi interés". Freud sintió una gran admiración por su maestro, la cúal la tuvo toda su vida. Extraemos un fragmento en el que Freud menciona el fallecimiento de su maestro: […] Charcot fue sorprendido el 16 de agosto de este año por una muerte súbita sin previo achaque ni enfermedad, tras una vida feliz y coronada por la fama. Con ello, la joven ciencia de la neurología ha perdido prematuramente a su máximo promotor […] Sus grandes éxitos le causaban honesto y humano regocijo, y le gustaba contar sus comienzos y el camino transitado […] Charcot deja un grupo de discípulos cuya calidad intelectual y los logros que ya han obtenido garantizan que el cultivo de la neuropatología en París no descenderá tan pronto de la altura hasta la cual Charcot la había elevado […] Como maestro, Charcot era directamente cautivante; cada una de sus conferencias era una pequeña obra de arte por edificio y su articulación, de tan acabada forma y tan persuasiva que durante todo el día no conseguía uno quitarse del oído la palabra por él dicha, ni de la mente lo que había demostrado […] Es inevitable que el progreso de nuestra ciencia […] desvalorice mucho de lo que Charcot nos ha enseñado; pero ningún cambio de los tiempos o de las opiniones podrá menoscabar la fama del hombre por quien hoy […] hacemos duelo (Freud, 1893: 13,17,19,24). Si bien Freud tuvo un vínculo académico con Charcot, alumno-profesor, Freud mostró siempre una gran respeto por Charcot desde que ingresó al Hospital Salpêtrière de París hasta el día de su fallecimiento, llevándolo para siempre en su memoria. |