Sunday, February 23, 2020

LA ANTENA DE TELEFONIA MOVIL EN LO ALTO DE LA SANTA CRUZ DEL VALLE DE LOS CAIDOS



El Valle de los Caídos tiene alquilada la $anta Cruz --por 16.000 euros anuales-- a Telefónica Móviles España, espacio que representa la instalación de una antena de telefonía móvil en el vértice de la Cruz (El punto más cercano al cielo)

Hemos sabido que la Casa Real está preocupada en caso de que las radiaciones electro-magnéticas de la antena, al recoger y esparcir en sus ondas el campo mórfico y epigenésico del Valle de los Caídos, pueda reavivar el cerebro de los súbditos del reino y éstos ver la Monstruosidad que ello representa y, subsecuentemente, tomar plena conciencia de quíen fue realmente el Terrorista emérito que lo construyó y que instituyó en el poder a los miembros de esa Casa Real que ahora se siente desasogeda ante lo que pudiéra pasar. 

Porque, de ser productivas esas radiaciones en ellos, podría ocurrir que los súbditos del reino se dieran cuenta de la Enorme y Abyecta Estafa bajo la que viven y pudiéran pedir, ipso facto, el destierro de los vitalicios Sucesores del genocida. 


Pero corren rumores de que es la reina del reino la que, con cordura y ecuanimidad, ha traído la calma a la inquieta Casa Real al convencerla de que nada pasará porque, sabiamente, les ha recordado que el inteligente y efectivo holocausto que limpió España de indeseables produjo el himaláyico trauma del presente...para el que haría falta una radiactiva tempestad solar para que los súbditos del reino pudiésen despertar y exigir el destierro de los herederos del Valle de los Caídos.

Veremos a ver que pasa.
Nosotros nos limitamos a pasar
lo que sabemos.

EL HORNO NO ESTA PARA BOLLOS...


Hoy, preocupados ante la situación
en la que vivimos,
decidimos ir a ver a Horno
 para que, personalmente,
nos dijera qué pasa,
cómo van las cosas,
y, como ya sospechabamos,
nos confirmó nuestros recelos
e inquietudes al decirnos
que, precisamente, ayer,
como todos los días 
por los últimos años,
lo volvió a llamar el Bollos,
y que, dada la desmembrante
y entrópica situación actual
--fueron sus palabras--,
le dijo al que le pasó el teléfono
que le dijera que no estaba.

Y agregó, con ese solapado enfasis 
de culpa y tristeza con el que cubrimos
el sentir de que no hemos podido
llevar a cabo lo que los otros 
esperan de nosotros:
No pude, no pude coger el teléfono
y decírselo yo mismo...No pude.
Son ya muchos años los que me llama
y siempre tengo la misma respuesta
para él...No pude.

Nos fuímos taciturnos y cabizbajos
pensando en cuándo el Horno
podrá tener el fuego suficiente
para poder hornear
nuestro pan de cada día
y asi, cuándo  llame el Bollos,
poderle coger el teléfono
y decirle que sí, que está en casa,
listo y preparado.
Eso esperamos.