"Hay que trabajar, trabajar...Trabajar y ayudar al que lo merece. Trabajar aunque a veces piense uno que realiza un esfuerzo inútil. Trabajar como una forma de protesta. Porque el impulso de uno sería gritar todos los días al despertar en un mundo lleno de injusticias y miserias de todo orden: ¡Protesto! ¡Protesto! ¡Protesto!" (federico garcia lorca)
Me ha mandado un amigo nómada de mundos y caminos,
éste extraño vídeo dónde me expresa que,
harto de ser romero
(ser en la vida romero,
que no hagan callos las cosas
ni en el alma ni en el cuerpo-León Felipe-),
se ha establecido en un lugar
dispuesto ya --según me ha dicho--
a que le hagan callos las cosas
y a aprender a ser agradecido
por todo lo que nos dá y no nos dá la vida
porque, al menos, como nos dice en el vídeo
desde dentro de la caja, ya tiene casa,
faceta de adaptación que no le conocía.
Me imagino que no le estará siéndo fácil
acoplarse a su nueva y rutinaria existencia sedentaria,
máxime porque sé que una de las cosas
que más odia en la vida son los callos
que menciona el poeta.
Ya veremos.
Lo veo un poco desajustado.
Creo que después de tantísimos años
de vivir en tantos países y lugares
no tiene que estar pasándoselo muy bien,
y quizás por eso mismo
se siente agradecido por todo, tal vez como un soterraño mecanismo defensivo para poder sobrevivir en sus circunstancias urbanas que es dónde, parece ser, tiene su caja, su casa.