Monday, December 11, 2017

¡ YA SE ACERCA LA NAVIDAD...! ¡PROTEGEROS! (Dedicado a la Memoria del Padre Miguel d’Escoto...)


"Desde que Cristo nació,
el enemigo de sus enseñanzas
ha sido siempre el capitalismo"
Miguel d’Escoto

A la Memoria del padre Miguel d’Escoto Brockmann
y de Hugo Chávez Frías, en la genuina amistad
que les unió bajo la misma percepción
de ver en Cristo un revolucionario socialista
en claro mensaje de justicia,
y de los que tanto aprendimos.

Por Navidad es cuándo Cristo --el verdadero-- se enfada más. Salta de su cuna y, enfurecido, látigo en mano, comienza a expulsar a los mercaderes que han invadido el templo sagrado,
su templo,
nuestro templo,
el templo del Espíritu
que lo convierten en Mercado.
Y nosotros, que ni somos Cristo ni tenemos látigo, ni tenemos los cojones suficientes para echarnos a la calle y gritar lo que está pasando, y como ya somos grandecitos y no podemos dormirnos al igual que ese duerme, duerme, mi niño, nos parapetamos, como miembro de la Société des Observateurs de L'homme, en nuestra jaula contemplando éste escandoloso espectáculo y escribimos nuestras impresiones en ésta pobre bitácora de barco varado que no va a ningún lado.

Ya nada va a ningún lado.

Nada parece tener lados,
forma,
perímetro,
sentido,
ángulos...
y todo parece haberse convertido
en un omnipresente Mercado
dónde todo se compra-y-se-vende
al mejor postor que pague
el precio señalado.


Un gran Mercado dónde se han crucificado
a todos los Cristos 
y a su genuino mensaje navideño
que por todas partes lo masacramos
...pero que debajo de la cuna 
de ese duerme, duerme, mi niño,
nos sigue iluminando:

"Llegado Cristo a Nazaret, ciudad donde se había criado, entró en la sinagoga a rezar. Le pusieron en las manos el rollo del profeta Isaiac, lo desenrrolló y elijió ésta parte al hacer lectura:

'El espíritu del Señor está sobre mi...

Y me envió a darle 
la Buena Nueva a los Pobres, 
a poner en libertad a los oprimidos 
y a liberar a los cautivos' "
(San Lucas, 4 16-25)


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En realidad, la Navidad, la Buena Nueva, 
Cristo no vino a dársela a todos;
no; aquí estamos muy equivocados:
la Buena Nueva se la vino a dar a los pobres
(a los ricos no les hace falta la Buena Nueva),
a aquellos a los que les dirigió la palabra
en el famoso Sermón de la Montaña.