Tuesday, April 7, 2015

IMPRIMIDO, COMPRIMIDO Y DEPRIMIDO



Tres es el número.
La trinidad sin misterio.
Triángulo escaleno
de diferentes lados
a calcular.



Tres ramas del Arbol ancestral:
Timor vitae,
Timor mortis,
y Tedium vitae mortal.
 
Hojas que, al caer,
nutren las raíces
del Arbol al crecer

Ciclo y reciclo,
repetición y voltaje.

Luciernaga en la noche,
brillo fugaz de escaparete.

Tres injertos
que marginan la tarde.

Asi quedamos imprimidos,
sin tener a nadie que preguntarle,
sólos, en la matrix sin madre.

Empieza en el embrión.
Y al salir de ésta imprenta
empezamos a gatear,
a trastrasbillar,
a caminar,
de allí para acá,
de acá para allá,
y vamos aprendiendo
la domesticación que nos dan.

Y aqui entramos en el lío.
En el laberinto.
Ariadna no existe.
La tenemos que encontrar
para poder escapar.

Y quedamos comprimidos
buscando la salida,
¿dónde está?

Y tenemos que agachar la cabeza
y cumplir las ordenes que nos dan.

Y comprimidos quedamos
marcando el paso
con todos los demás.

Somos muchos.
Nemesis y Mimesis por igual.

Confusión,
espejismos,
páramo de lo trivial.

Y asi entramos
en la nueva hermandad:
'Comprimidos del mundo, uníos;
no tenéis nada que perder
excepto vuestra banalidad'.

Y lo toman por eslogan político.
Pero es pulsión visceral.
Salto de canguro.
Necesidad.

El vertedero de la presa
que quiere desaguar.

Hasta que un día
nos enteramos dónde vivimos.

Y quedamos deprimidos
al ver en el Espejo
lo que no veíamos.

Es fundamental.
Esencial.
Si no no sabríamos dónde estar.

Aqui convergen,
injerto existencial,
las tres ramas
del Arbol ancestral:
Miedo a la vida,
a la muerte,
y el Tedio vitae mortal,
esas fuerzas ígneas
que hunden el Puente
y tenemos que nadar
para llegar a la otra orilla,
esa que sólo el deprimido,
después del Espejo,
puede alcanzar.