"No sólo no soy moderado
sino que trataré
de no serlo nunca,
y cuándo reconozca en mí
que la llama sagrada
ha dejado lugar
a una tímida lucecita votiva,
lo menos que pudiéra hacer
es ponerme a vomitar
sobre mi propia mierda"
Ernesto Guevara de la Serna,
Carta a su madre,
Mexico, Julio 15, 1956
La Moderación
es el pájaro burgués
por antonomasia.
Encerrado siempre en su jaula
--sin ver la luz del día
ni las majestuosas atalayas--,
canta siempre
la melodía programada:
ni gorda ni fina,
ni alta de baja,
para tener siempre conformes
a los clientes y músicos
que componen la cabalgata.
Sirve,
para que el tren
pueda continuar
con su misma marcha,
arrollando a su paso
nuevos paisajes
y múltiples esperanzas.
Sirve,
desde ocultar las manchas,
a lavar los crimenes
mas abominables
con los que se limpia la plaza.
Sirve,
para que la potencialidad
de cambio
sea reducida
a su cota más baja.
Tres fundamentales servicios
sin los cúales se derrumbaría
la Tramoya Montada.
Sin el canto
de éste pájaro enjaulado,
a la ideología burguesa
se le caerían todas
sus putrefactas máscaras,
y no podría mantener
su "exótica y democrática" danza.
Por eso a mi me pasa
lo mismo que a Ernesto Guevara:
prefiero vomitar
sobre mi propia mierda
antes que escuchar
éste pájaro en su jaula.