Saturday, August 4, 2012

LA "MALA LECHE" Y LA ESCRITURA


                                                                                   







Hay unos locos sueltos por ahí
que me dicen que "escribo bien".
Pero lo que no saben,
en el caso de que fuese verdad,
es que es debido a mi 'mala leche'.


Porque nos crían con diferentes leches
--lo que puede desubicar la correcta posición 
de nuestros aminoácidos en el ADN--,
depende de las circunstancias socio-económicas
dónde nos fuerzan a aparecer en el mundo.

Yo aparecí en unas circunstancias difíciles,
muy difíciles: 
bajo el puente entre el final 
de una atroz guerra civil
y el principio de otra mundial.


La vida no era de color de rosa,
más bien amarillenta y pálida,
como la faz de un cadáver,
y se daba bajo una represión brutal
y un luto azabache que bordaba en sombras
la teología de una religión 
manchada de sangre
con la que nos hacían comulgar
para, encima de todo,
'lavar nuestros pecados'.


En fín, amarillenta y pálida es poco.


En éste grandioso escenario,
cuándo iba desafinada la melodía,
mi padre, con voz de tenor, me decía:

"¡Me cago en la leche que mamaste!"

'Tradición oral' 
--pensaría yo más tarde--
El lo oiría de su padre,
éste del suyo,
y así, hacia atrás,
corría la tradición oral.

Y se debió cagar en ella muchas veces
porque se me agrió,
se me descompuso.
--No he podido ni hacer yogurt de ella--

Y fue así como la leche que mame
se me convirtió en "mala leche"
--Leche excrementada, naturalmente--

Despues, al crecer, al andar,
al vivir, al saber, al experimentar,
viendo y sintiendo que el mundo está al revés,
la leche se me fue poniendo cada vez peor,
y peor, 
mas mala, 
mas agria,
mas descompuesta,
mas impresentable...

Y como no la podía presentar en ningún sitio,
para darle salida,
no sabiendo que hacer con ella,
empecé a escribir,
a escribirle al viento,
claro,
que es el único al que no le importa
que el orígen de ello venga de la 'mala leche'.

Y aqui estoy.

En realidad, 
se lo debo a mi padre.
Gracias, viejo,
estés dónde estés.