"Hay que trabajar, trabajar...Trabajar y ayudar al que lo merece. Trabajar aunque a veces piense uno que realiza un esfuerzo inútil. Trabajar como una forma de protesta. Porque el impulso de uno sería gritar todos los días al despertar en un mundo lleno de injusticias y miserias de todo orden: ¡Protesto! ¡Protesto! ¡Protesto!" (federico garcia lorca)
Saturday, August 4, 2012
LA "MALA LECHE" Y LA ESCRITURA
Hay unos locos sueltos por ahí
que me dicen que "escribo bien".
Pero lo que no saben,
en el caso de que fuese verdad,
es que es debido a mi 'mala leche'.
Porque nos crían con diferentes leches
--lo que puede desubicar la correcta posición
de nuestros aminoácidos en el ADN--,
depende de las circunstancias socio-económicas
dónde nos fuerzan a aparecer en el mundo.
Yo aparecí en unas circunstancias difíciles,
muy difíciles:
bajo el puente entre el final
de una atroz guerra civil
y el principio de otra mundial.
La vida no era de color de rosa,
más bien amarillenta y pálida,
como la faz de un cadáver,
y se daba bajo una represión brutal
y un luto azabache que bordaba en sombras
la teología de una religión
manchada de sangre
con la que nos hacían comulgar
para, encima de todo,
'lavar nuestros pecados'.
En fín, amarillenta y pálida es poco.
En éste grandioso escenario,
cuándo iba desafinada la melodía,
mi padre, con voz de tenor, me decía:
"¡Me cago en la leche que mamaste!"
'Tradición oral'
--pensaría yo más tarde--
El lo oiría de su padre,
éste del suyo,
y así, hacia atrás,
corría la tradición oral.
Y se debió cagar en ella muchas veces
porque se me agrió,
se me descompuso.
--No he podido ni hacer yogurt de ella--
Y fue así como la leche que mame
se me convirtió en "mala leche"
--Leche excrementada, naturalmente--
Despues, al crecer, al andar,
al vivir, al saber, al experimentar,
viendo y sintiendo que el mundo está al revés,
la leche se me fue poniendo cada vez peor,
y peor,
mas mala,
mas agria,
mas descompuesta,
mas impresentable...
Y como no la podía presentar en ningún sitio,
para darle salida,
no sabiendo que hacer con ella,
empecé a escribir,
a escribirle al viento,
claro,
que es el único al que no le importa
que el orígen de ello venga de la 'mala leche'.
Y aqui estoy.
En realidad,
se lo debo a mi padre.
Gracias, viejo,
estés dónde estés.