Ya ves.
Soy yo.
Mi canibalismo personal
comenzó de monaguillo.
Después me comí al acólito
y surgió el cura,
y sucesivamente el obispo,
el arzobispo,
el cardenal,
y, no hace mucho,
aúnque ello se quedó en anonimidad,
las fuerzas telúricas de mis mandíbulas
me hicieron papa papal.
Todo de incógnito, claro,
catacúmbico, Polizon-al,
en el escondrijo de la nave existencial.
Y ya ves: ese fué mi mensaje,
porque la mentira es necesaria,
cómo la verdad;
sin la primera moriríamos de un susto,
al vernos tal como somos
en el espejo de la realidad;
y sin la segunda sería imposible
soportar la primera que nos hace caminar:
la verdad de que sin mentir
no podríamos convivir con los demás
'Urbi et Orbis',
así fué,
así es,
asi será:
cien árboles en la amazonia
serán el testigo final
de éste extraño "progreso" de la humanidad
que una vez, "científicos y colonos",
iniciaron hasta el actual "maletín nuclear":
último bocado de un canibalismo contínuo
que empezó al comernos el 'fruto prohibído'
cuándo nos echaron a la patada
del Eden Ancestral.
Bonita ésta historia.
Me encanta.
--Sólo hay que oír las 'Noticias' para verificarla--
Espero que a tí también te haya gustado.
'Urbi et Orbis'
Un abrazo