Jesús:
Sin conocernos.
Nacimos en el mismo atroz 1940.
En el mismo lugar, Huelva.
Nos deseducaron en el mismo Instituto
de La Rábida, Huelva.
Nos deseducaron en el mismo Instituto
de La Rábida, Huelva.
Paseabamos por la Punta el Sebo,
dónde el Tinto y el Odiel
llevan sus historias
al mar abierto.
(Tal vez nos hayamos encontrado
en el tren de Huelva-Sevilla
que paraba en San Juan
...aquellas máquinas de vapor
que entraba una carbonilla
en el ojo si te asomaba
por la ventanilla, ¿recuerdas?)
Sin conocernos.
Y crecimos y nos deformamos
bajo esos mismos
Queridos Hijos de Puta (*)
que hasta hoy reinan
como sucesores enhiestos
de aquel aquelarre
que enterró la esperanza
en fosas y cementerios.
Sin conocernos.
Algo tenemos compartido:epigénesis y circunatancias:
luto, represión y mordaza
en aquella Onuba
azul y blanca
de limpios esteros
y paradisíacas playas.
Y desde éste sincretismo histórico,
hemos elegido el sketch de éste vídeo,
que, como sátira mordaz del humor
cahondo de nuestra tierra andaluza,
contundente-mente denuncia
a esos mismos Queridos Hijos de Puta
que explotan, embrutecen y degradan
a la clase trabajadora, a los marginados,
con los que tú siempre has estado,
en la grandeza y demiúrgica humildad
del grito de tus silencios,
pausas, denuncias y palabras:
"La historia de una vida
es la historia de un fracaso,
y la historia de una vida
es la historia de una pasión.
Yo he vivido...todos los fracasos
y todas las pasiones,
y en eso quiero estar...
no sé hacer otra cosa...
Volverá...el haber creado un estilo,
volverá el sentirme escuchado.
Volverá...la gente...
que cuándo yo me vaya...
nunca veré,
pero que me sigan ...y...
volveré a ser lo que soy,
Jesús Rodriguez Quintero...
de San Juan del Puerto,
hijo del Niño Roque, me decían.
...y ya está....eso es todo, querida."
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Aún retumban en mis oídos
ese "ya está"...
como si, de pronto,
hubiése bajado una cortina
cortandonos y separandonos
de lo que no queríamos terminar.
Ese "ya está"...
como si lo anterior
a él hubiéra dejado de existir
y nunca hubiése existido...
como si, a punto de irnos,
todo fuese un espejismo,
un sueño por otros vivido...
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Jesús.
Sabemos que te vas a reír.
Que en el más allá,
como en el más acá,
también nos hace falta
la sagrada llama del humor,
sobre todo si el humor
sabe denunciar,
inteligentemente,
mordazmente,
a éstos Queridos Hijos de Puta,
para ponerlos en el lugar
que les corresponde.
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(*) Libro que iba a escribir
Post Data
¿La Mejorana o La Morana?
"Y ¿cómo lo recuerdo?
Recuerdo mi tierra,
mi pueblo, mi ciudad,
dónde estudie
en el Instituto la Rábida,
junto a la Mejorana..."
A nosotros nos parece
que Jesús quiso decir La Morana,
un manicomio que había junto al Instituto.
Este:
Esta es una fotografía de los años 70's de lo que quedaba de La Morana. El terreno, a principios de los 50's, cuándo estudiabamos en el Instituto, estaba nivelado, y a los locos (prisioneros mentales-políticos de aquellos Queridos Hijos de Puta), tras esas jaulas de mallas metálicas en la parte inferior (en las celdas superiores estaban los más peligrosos) se les podía oir sus voces, sus quejas y sus lógicas incongruencias que de sus impotencias se escapaban.
Ello constituía el divertido paso a la salida de clases del Instituto. Porque cuándo íbamos a casa y tomabamos el camino del barrio de San Sebastian, pasando por el Cementerio Viejo --que también se convertía en otra parada interesante--, teníamos que pasar junto a La Morana, y aquí, algunas veces, saltabamos la valla e íbamos a ver de cerca a los locos tras las mallas metálicas.
Nos parece que tal vez (quizás él hacía lo mismo que contamos -o parecido-) a Jesús se le pudo quedar en su memoria, con otro nombre, aquel sui generis y abracadabrante lugar que el fascismo eligió para encerrar a los desafortunados que no pudieron con aquellos tiempos tenebrosos en los cúales el concepto de salud mental se interpretaba de la forma que al régimen le convenía para limpiar y quitar de en medio todo obstáculo humano. El psiquiatra de Franco, Vallejo-Nájera, de ello se encargaba copiando la metodología profiláctica nazi que por aquellos tiempo imperaba: eliminar o encerrar y experimentar con todos aquellos cuya tipología con los salvadores de la patria no encajaba.
Aquella época de terror y miedo, taponada y enterrada --como las fosas comunes de los desaparecidos en las cunetas y campos de la patria-- le hizo a muchos transmutar ideas, vivencias y palabras. Tal vez Quintero por eso transvasó La Morana a La Mejorana...quizás para mejorar la condición de aquellos desgraciados por dónde él alguna vez tuvo que pasar visualizando lo que pasaba.