No.
No es una coincidencia que el día de la Constitución sea hoy, lunes, 6 de diciembre, y un día después, el 8 de diciembre, se celebre el día de la Inmaculada Concepción; no, no es una arcana coincidencia, tiene su sentido, un alto significado y valor porque, como decían los romanos
-que sabían mucho de estas cosas-:
"Nihil est sine ratione"
Nada es sin alguna razón.
Y es verdad.
Y es verdad porque la razón de la cercanía de sus conmemoraciones nos quiere decir que las dos poseen una suprema Coincidentia oppositorum, término que quiere decir coincidencia de opuestos: si, opuestos, claro, pero concomitantes en su Inmaculada Concepción.
La una es de María, la virgen, dogma que estableció la bula Ineffabilis Deus el 8 de diciembre de 1854 bajo el Papa Pio IX, y la otra, la Constitución, dogma que estableció otra bula Ineffabilis Deus, Papa y Caudillo
por la Gracia de Dios, el 6 de diciembre de 1978 y que el 29 de diciembre de ese mismo año entró en vigor, y que hasta hoy sigue vigente y floreciente protegida y evaluada por los herederos y sucesores que nos dejó aquel Ineffabilis Deus, Inefable Dios, en su alta y purísima concepción.
Dos Ineffabilis Deus en el tiempo unidos
a pesar de la separación:
uno creando el dogma de la inmacula
María que quedó preservada de toda carencia
de gracia santificante desde que fue concebida
en el vientre de su madre Santa Ana;
otro creando el dogma de la Constitución
que también quedó preservada
para quedar en la misma situación
en el vientre de su madre -genésica-:
el Atado y Bien Atado, ABA,
que del Inefable Caudillo
por la gracia de Dios nació.