Thursday, April 16, 2020

COSAS QUE VIVIMOS EN EL ARRESTO DOMICILIARIO: REYES Y MODERACION


Me llega ésto:

Puede ser que la imagen no salga
porque es subject to copyrigh;
en caso de que no salga, diremos que en ella
aparece, en una modesta estancia,
 la dulce y anciana reina de Inglaterra,
con sus manos enlazadas en su regazo
tratando inútilmente de hacerse la tonta
y no parecer ser reina,
con un simpático, demoledor y didáctico
letrereo que dice: 
Please everyone stay in your castles 
(Por menos asaltaron
los bolcheviques el Palacio de Invierno)

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Y desde el Arresto Domiciliario, contestamos ésto:


Esto ya está mejor. 
Vas progresando. 
Némesis, la Diosa de la Retribución y la Justicia --que, a pesar de las apariencias oficiales, sigue existiendo en el subconsciente colectivo--, y el Colegio de Médicos, recomiendan el desentripamiento (el destronamiento, bajo la ley 'mordaza', quedaría menos punible) de reyes, reinas, principes y princesas, como una gran profiláxis colectiva, como un alto recurso a lidiar con las Fundamentales Disonancias de la Existencia que, precisamente, en éste exacto momentum histórico, han alcanzado el zenit de su 'delirium tremens', como fácilmente se puede comprobar en las calles desiertas del mundo, y es que, nunca, con anterioridad, se había producido un Golpe de Estado a la Humanidad, GDH...
...Hombre, si, se habían producido golpecillos de estados locales en los que las calles se vaciaban en un sólo país, en un sólo lugar, como el de España en 1936, el de Brasil en 1964, el de Indonesia en 1965, el de Chile en 1973, el de Argentina en 1976, etcétera, etcétera... Pero éste GEH, nunca. Y esperamos, volviendo al tema, que ésto haga asaltar el Palacio de Invierno y "romanov-izar" el ambiente...
Y es que una de las cosas buenas --todo no va a ser malo-- que produce el Arresto Domiciliario es que objetiviza el cortex cerebral --esa masa encefálica que se usa poco, pero que ahí esta--, y lo que ocurre es que, al estar viviéndose ésta situación tan tremendamente inmoderada que nos hacen padecer, pues, naturalmente, nos volvemos --por cojones y por ontología política-- inmoderados.

Y nos viene a la memoria Ernesto Guevara, aquel que fue "un condotierro apostólico y evangélico y un niño atlético y valiente que sabía dar el triple salto mortal y caer siempre en su sitio" (del poema de León Felipe, El Gran Relincho, dedicado al 'Che')   Pues con respecto a definir la 'moderación', aquel gran condotierro dió su acostumbrado triple salto mortal y caer en su sitio, en el sitio de la verdad:
"No sólo no soy moderado
sino que trataré
de no serlo nunca,
y cuándo reconozca en mí
que la llama sagrada
ha dejado lugar
a una tímida lucecita votiva,
lo menos que pudiéra hacer
es ponerme a vomitar
sobre mi propia mierda"
Ernesto Guevara de la Serna,
Carta a su madre,
Mexico, Julio 15, 1956

(Imaginémosnos, de vivir hoy,
la carta que le hubiése enviado a su madre...)

En ésta situación 
tan tremendamente inmoderada,
¿qué palabras más hermosas,
más estimulantes y valientes
en ésta sui generis 
--por no decir una palabrota--
circunstancias, no?