Friday, June 21, 2019

HUBO UN LUGAR DÓNDE LOS ÁRBOLES LLORAN




La vida y la muerte
de la mano van,
por aquellos cañaverales,
¿las habéis visto pasar?;
van con las mismas alas
volando a la par
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"Ha llamado a las Hermanitas 
de los Ancianos Desamparados de Huelva"

Una voz, al otro lado del teléfono, 
contesta a mi llamada. 
La frase me constriñe el alma.

Y me voy a ese lugar
dónde los árboles lloran;
todos los árboles talados
que en nuestro ser afloran
cuándo una voz,
al otro lado, nos recuerda
la deforestación que nos asola.

He llamado para ver como sigue un hermano
que allí, asomado ya al brocal 
profundo y final de la  existencia,
aguanta, como puede,
las últimas llamas.

Le pasan el teléfono
Y no contesta.

Sólo un gemido imperceptible,
un prana que se acaba,
desde ese lugar al que todos llegamos,
un día,
con las fuerzas acabadas.

(Cuándo el mundo nos abandona
porque ya no servimos
para sus fines y pompas)

Y lo siento cerca, en la distancia,
de la misma mano 
que un día fuimos juntos
y que siempre nos acompaña
en esa relación simbiótica
que traspasa 
el agujero negro del tiempo


"Ha llamado a las Hermanitas 
de los Ancianos Desamparados de Huelva"

Se me ha quedado esa voz grabada
como si me hubiése querido decir
que adónde he llamado
es a un lugar dónde los árboles lloran.