Como dice Manuel Blanco Chivite, la historia de España aún no ha sido zanjada, asimilada, digerida y ajusticiada, y el Trauma del Subconsciente Colectivo del Pueblo Español, TSCPE, continua bajo un tácito Alzehimer masivo para facilitar que la mosca de la película de Albert Boadella, ¡Buen Viaje, Excelencia!, al final de la cinta, vuele sobre la tumba de Francisco Franco y termine sus vuelos en el punto de la I que lleva su nombre.
(Boadella se dirige a "las moscas" porque, según viene a decir, son las únicas que plantaron cara a la dictadura de Franco. De hecho, Franco aparece a lo largo de toda la película rodeado de moscas que huelen la próxima putrefacción del general y que constituyen la única preocupación de un anciano ya senil. La utilización de ésta simbiología muestra la ineficacia y descoordinación de la oposición franquista --según él--, por otro lado, algo comprensible dado el troglodita terrorismo que acogotó y exiló a los mejores hombres de la patria. Tanto fue el miedo y el pavor inflijido que cuando Himmler visitó España sobre principios de la decada de los cuarenta, al volver a Berlin le contó a Hitler lo impresionado que había quedado con lo visto en España. Himmler impresionado...!
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Cuanto nos gustaría ver un día un buen libro titulado:
"Psicoanálisis del Pueblo Español"
Sería un tema muy, muy interesante.
Para Boadella Franco era un idiota mediocre, carente de cualquier atisbo de inteligencia.
Creemos que se quedó corto.
Pero, naturalmente, el subconsciente español no puede verlo de ésta manera porque entónces, ¿como respoder a la pregunta de que cómo pudo --y puede, porque aún sigue vivo-- ser posible que un idiota mediocre, carente de cualquier atisbo de inteligencia, nos pudiese haber aterrorizado, controlado y humillado durante tantísimos años?
No.
Ningún subconsciente humano puede legitimizar ésto porque sería legitimizar la propia idiotez. Y aqui surge, como defensa, el Trauma, para tratar de taponar las heridas con el olvido.
Pilar Eyre, autora del libro 'Franco Confidencial', que ha investigado muy bien su infancia, sus traumas, sus complejos, su relación con sus padres, su ausencia de actividad libidinal, nos da una imagen de un psicópata sexual --con un sólo testículo que perdió en Africa-- que halló en el poder, obviamente, los cielos del orgasmo y las patógenas recompensas a sus enfermedades psiquica-emocionales.
En Africa encontró, en la sangre de la lucha cuerpo a cuerpo contra los moros, en los horrorosos crimenes coloniales, un desprecio absoluto por la vida humana; recordemos que muy poco antes de morir se volvió a ensangrentar con los cinco hombres que condenó a muerte. (Quería llevarse a la tumba una muestra de lo que siempre le acompañó en vida: la muerte, el crimen. Estas imágenes no estan muy lejos de situarlo como uno los patho-criminales mas nefastos del siglo XX.
Y, ni que decir tiene, que el subconsciente del pueblo español, bajo su Sucesor Borbón que mantiene su herencia histórica, tiene que hacer un gran ejercicio de prestidigitación clínica, en el campo justificativo y omitivo, para poder seguir existiendo, como dice Manuel Blanco Chivite, bajo éste interminable capítulo de la historia de España -que- aún no ha sido zanjada.