¿Hasta cuándo
nos vamos a seguir engañando?
La clase "descubridora", ahora llamada
la de "los derechos humanos", siempre,
con sus Santa Marías, Pintas y Niñas,
han hecho y hacen viajes colombinos
de cruces, militares, misioneros,
monaguillos y mercenarios.
El que hoy nos quieran hacer conmemorar
"El Encuentro de Dos Culturas", para
cristianizar y salvar las almas de los salvajes,
tiene su razón de ser, puesto que, ante el genocidio perpetrado, comenzó a faltar mano de obra esclava en las minas y en los campos y pronto surgió la necesidad de frenar las matanzas que se estaban llevando a cabo.
Y fue entonces cuándo intervino el Vaticano con la Sublimis Deus, una bula del Papa Pablo III, que, el 2 de Junio de 1537, le otorgaba, como seres humanos, alma a los nativos americanos.
Ahora se los podía matar, pero con culpa, porque la culpa, históricamente, siempre ha frenado un tanto los asesinatos. Con lo cúal la población de esclavos en las minas y los campos se fue recuperando, y mas oro, plata, estaño, maíz y cacao, comenzó a llegar a Europa bajo el patrocinio del Dios Sublime que protegía aquel "Encuentro de Dos Culturas" con tan sabrosos mercados. Y ese Dios Sublime es lo que conmemoran los cruzados de palacio.
Hoy, que ya tenemos alma,
los del "In God We Trust",
otros papas de Pentágonos y Exágonos,
y demás figuras geométricas del calendario,
con otras bulas Sublimis Deus,
generosamente, nos han otorgado
otra clase de alma,
ya adaptada a la producción-consumición
que les hace halta a sus esclavos:
"los derechos humanos"
¿Qué más queremos,
Alma y Derechos Humanos?
¡Hay que celebrarlo!