"El hombre es una pulga
saltando en una plancha caliente"
Budismo Zen
Aporia
Ariadna duerme
No ha despertado todavía
Estamos solos,
sin salidas.
Todo lo cubre La Oquedad.
Graznan los cuervos
(Los cuervos son blancos
cuándo yo los veo)
Se levanta uno
con un riñon menos,
electicismo simbólico
que no llega a los templos.
Salambó y la Piton se dan un beso.
Imagenes finiseculares
acuden al entendimiento.
Hay una sentencia en el día
que causa miedo:
repetir, repetir el camino,
aún sin recorrerlo.
Es el "ennui" de Baudelaire
--y el de todos--
cuándo golpea cimientos.
Es algo que todos callamos
para continuar mintiéndonos:
Acostarse con la verdad
y levantarse con la verdad,
monogamia perpetua,
roca sísifica a subir y bajar.
Es el castigo
que nos mandan guardar.
Es el castigo
que nos mandan guardar.
Por eso
todo lo sólido del ahora,
es sólo aire, viento,
burbúja disipada
saltando sobre esa plancha caliente
que fabricó el pensamiento
saltando sobre esa plancha caliente
que fabricó el pensamiento
para no quemarnos por dentro.
La burbúja, la verdad,
con ella nos acostamos
y nos levantamos,
a perpetuidad,
hasta que un día,
¡plaf!,
explota,
desaparece,
y se quedan flotando las piedras
cuándo la pulga
no pueda saltar más.
La burbúja, la verdad,
con ella nos acostamos
y nos levantamos,
a perpetuidad,
hasta que un día,
¡plaf!,
explota,
desaparece,
y se quedan flotando las piedras
cuándo la pulga
no pueda saltar más.