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Carlitos, con una inteligencia de pillín, parece reírse de nosotros y decirnos: os engañé a todos con mi "mala suerte" |
El Tarsero filipino (Carlito syrichta) es un extraño animal que se puede encontrar únicamente en las selvas de Filipinas. Las supersticiones de las regiones dónde vive aseguran que es una especie que trae muy mala suerte. Cuándo los habitantes de las selvas encuentran uno, lo sueltan lejos de los poblados sin hacerles daño. Esta circunstancia ha evitado que sea utilizado como mascota o exterminado y ha favorecido mucho sus posibilidades de supervivencia.
Todos hemos conocido por la vida
a muchos Carlitos syrichtas,
sobre todo en ésta epoca de malsonancias,
grietas y crisis, en la que, muchas veces, la mala suerte está convertida en ese proverbio
de "no hay mal que por bien no venga".
de "no hay mal que por bien no venga".
Es más, todos somos Carlitos syrichtas en la existencia. Y es que traer mala suerte, no siempre es negativo, muchas veces eso mismo es lo que nos proporciona protección
para que no nos exterminen
de la escena paisajística.
Es cómo un diagram dialéctico de la fenomenología existencial dónde, como decía Marcuse,
"la negatividad que posee todo es el necesario preludio de su realidad".
Y es en éste sentido que la 'negatividad' que esparce el campo mórfico de Carlitos, y que los habitantes
de las selvas dónde vive la criatura
la captan como 'mala suerte', es, exactamente,
y cómo lo dice el pensador aleman,
el necesario preludio de la realidad,
de la realidad vivencial del Tarsero Filipino.
Algo que, como decimos,
es lo mismo que salva
hoy en día a muchos congéneres
de no ser cazados y convertidos
en mascotas o en sombreros del entreteni-miento
de los que nos quieren usar y explotar
en éste apabullante Zoológico
de las selvas y manglares del çapital.
Así que, Carlitos, hermano,
bienvenido al club de los de la mala suerte
al que pertenecemos esa gran masa de animales
que, por nuestra negatividad,
podemos darle vida
al necesario preludio de nuestra realidad.
A ver cuánto tiempo nos dura,
Carlito, hermano,
que ésta buena suerte que tenemos
sea vista como mala suerte por los demás.
para que no nos exterminen
de la escena paisajística.
Es cómo un diagram dialéctico de la fenomenología existencial dónde, como decía Marcuse,
"la negatividad que posee todo es el necesario preludio de su realidad".
Y es en éste sentido que la 'negatividad' que esparce el campo mórfico de Carlitos, y que los habitantes
de las selvas dónde vive la criatura
la captan como 'mala suerte', es, exactamente,
y cómo lo dice el pensador aleman,
el necesario preludio de la realidad,
de la realidad vivencial del Tarsero Filipino.
Algo que, como decimos,
es lo mismo que salva
hoy en día a muchos congéneres
de no ser cazados y convertidos
en mascotas o en sombreros del entreteni-miento
de los que nos quieren usar y explotar
en éste apabullante Zoológico
de las selvas y manglares del çapital.
Así que, Carlitos, hermano,
bienvenido al club de los de la mala suerte
al que pertenecemos esa gran masa de animales
que, por nuestra negatividad,
podemos darle vida
al necesario preludio de nuestra realidad.
A ver cuánto tiempo nos dura,
Carlito, hermano,
que ésta buena suerte que tenemos
sea vista como mala suerte por los demás.