Punta Chueca, Socaaix, un refugio seri en Sonora.
Al fondo la isla Tiburón.
En medio, el canal del Infiernillo
En la lengua seri se llama Xepe Coosot, «mar estrecho»,
o Xepe Heeque, «mar pequeño».
La expedición, desde San Diego, ya está en marcha.
Quinientas millas.
Dejar atrás a la civilización.
La contaminación.
El Mani-comio.
La contaminación.
El Mani-comio.
Un kayak arriba del cochecito.
Un permiso seri para permanecer unos días en la isla.
Una tienda de campaña.
Agua
Mucha agua.
Un caña de pescar.
Antes, parada en Bahía Kino Viejo.
Aqui conozco al 'Palichia'
--y a otros 'palichianos'--
Un buceador de almejas
que fuma marihuana antes de bajar al fondo marino.
Un día le pregunte:
"Palachias, ¿por qué antes de bajar?"
Y me contesto con una mirada de bajorelieves:
"Porque al subir ya no tengo aire".
Medio seri, medio de todo,
'Palichia' coge almejas desde niño.
De un rústico compresor,
con un largo tubo de plástico en la boca,
es un submarino nuclear
que aguanta...hasta que se le acaba
la fusión pulmonar.
Esta será la primera parada.
Punta Chueca está a 20 kilometros.
La expedición ya está en marcha.
Pero primero hay que ponerse en forma
en las ensenadas y lagunas de la Mission Bay
de ésta ciudad que, a parte de Base Naval Esencial
desde la que el Imperium controla
el Pacífico impacificado de su alma militar,
es todo una Ventana al Mar
donde el océano penetra en meandros
labrando catedrales dónde cantan las olas.
donde el océano penetra en meandros
labrando catedrales dónde cantan las olas.
Antes de cruzar el Xepe Coosot no tendré mas remedio que pedirle permiso ritual al jefe de tribu local --aparte del permiso oficial de cinco dolares por dia--
Quiero que me de su 'alumbratio' para Kokaak, la divinidad seri, una montaña de seiscientos metros en la isla Tiburón que es el símbolo de los antepasados que usaron la isla para escapar de las tantisimas persecuciones que sufrieron del llamado 'hombre blanco'...'rojo', diría yo, por los ríos de sangre que ya recorren su piel.
--Safarse de la soga de la rutina.
--Retomar el hilo de Ariadna y andar hacia la salida.
--Negar a Sisifio en sus colinas.
--Soltar el bucle y las trenzas que amarran la domesticada cabeza.
--Estirar las alas nomadas que nos cortamos un dia
por la agri-cultura sedentaria que nos paralizó
el Perpetuum mobile que la vida necesita
para no encallar en la axfisiante escafandra
de la repeticion cotidiana y su Locura...
Estoy entusiasmado.
--Retomar el hilo de Ariadna y andar hacia la salida.
--Negar a Sisifio en sus colinas.
--Soltar el bucle y las trenzas que amarran la domesticada cabeza.
--Estirar las alas nomadas que nos cortamos un dia
por la agri-cultura sedentaria que nos paralizó
el Perpetuum mobile que la vida necesita
para no encallar en la axfisiante escafandra
de la repeticion cotidiana y su Locura...
Estoy entusiasmado.