Wednesday, May 30, 2012

EL BOOM DE LA ESCLAVITUD EN CHINA: el iPod o el iPad que usted consume es fabricado en China por un Campo de Concentración de Esclavos

Niños de 13 a 15 años trabajan hasta 16 horas al día para fabricar el Iphone
Emblema del Partido Comunista Chino

Empresa china mantiene a sus obreros en condiciones laborales despiadadas
que hacen posible la riqueza de Apple

Apple es, por mucho, una de las empresas más interesantes --esclavitud interesante-- de los últimos años. No solo por los dispositivos que ha puesto en el mercado, atractivos --esclavos atractivos-- en sí, sino por el aura --aura esclava-- que ha sabido imponer sobre sus productos, una inexplicable pátina de prestigio y lujo --el lujo de la servidumbre-- que, según parece, viene incluido en el precio que los consumidores pagan cuando adquieren un iPod, un iPhone, un iPad o lo que sea que, entusiasmados, llevan a sus casas u oficinas, en el bolsillo o en el portafolios, cuando deciden cambiar su dinero por un producto Apple.


Y quizá sea este brillo un tanto irreal el que oculta a dichas personas las condiciones atroces en que se fabrican sus queridos aparatos, las brutales condiciones laborales que hacen posible el sueño del gadget y la distinción.


Shenzhen, la ciudad en China donde se produce la mayor parte de estos dispositivos, es, dentro de la podredumbre que rodea este sistema, el mejor ejemplo de dicha realidad.
Ahí es donde se asienta Foxconn, la compañía que fabrica los iPhone y el iPad para Apple, así como otros dispositivos para otras empresas. Su planta laboral es de casi 430,000 personas, de las cuales al menos un 5% no alcanza el límite de edad legalmente aceptado para trabajar, obreros de 14, 13 e incluso 12 años laboran a la par de otros mucho más viejos, digamos, puliendo el cristal de los iPhone.


De acuerdo con una de estas obreras, a Foxconn no le importa la edad de quienes están a su servicio, pero cuando una inspección oficial se avecina, la empresa esconde por un tiempo a aquellos obreros que se vean demasiado jóvenes y los sustituye por otros con apariencia de adultos. La empresa sabe, por supuesto, la fecha en que estas revisiones se efectúan.


Sobrios y vastos salones colmados de decenas de miles de obreros, trabajando al unísono, monótona, mecánicamente, sin pausas ni distracciones, puestos los ojos, las manos, la atención en la repetición infinita de la tarea asignada. 8 horas al día que se extienden a 12 que se extienden a 16 cuando hay que fabricar un nuevo gadget que las multitudes impacientes están ansiosas de poseer —productos que difícilmente conocen en su forma última y cuyo funcionamiento, si tienen uno a la vista, consideran mágico.


En China los sindicatos están prohibidos. Quienquiera que sea sorprendido organizando uno, es aprehendido inmediatamente y enviado a prisión. Asimismo, circula entre las compañías una “lista negra” con los nombres de aquellos trabajadores tildados de “problemáticos”, aquellos que, por decir algo, se atreven a pedir pago del tiempo extra.


Ni qué decir de compensaciones por accidentes de trabajo: una prensa aplastó la mano de un obrero de Foxconn, empresa que no le dio ningún tipo de subvención médica y que cuando descubrió que su extremidad ya jamás funcionaría, simplemente lo despidió. El hombre formaba parte de la producción de carcasas metálicas para iPad, pero lo mismo pasa con aquellos obreros a quienes se les atrofian los miembros por realizar la misma tarea una y otra vez, 12 horas al día, durante años y años, o, por poner un ejemplo concreto, el de quienes utilizan hexano para limpiar la pantalla del iPhone porque esta sustancia se evapora mucho más rápido que otras, con lo cual la producción es más rápida, sin considerar que el hexano es una neurotoxina probada que afecta las manos hasta provocar un temblor incontrolable.


Y, desgraciadamente, la lista de infortunios podría continuar. O no. Porque no se trata de un problema de fortuna. Es uno total, despiadadamente racional, de causas y consecuencias premeditadas y cognoscibles. Es sumamente ingenuo pensar que los directivos de Apple, Steve Jobs incluido, no están o estuvieron enterados de estas condiciones en que se fabrican sus productos. Tanto lo están que dicho entorno forma parte importante de sus ganancias.
(....)
Apple, sin embargo, podría argumentar que este no es problema suyo sino de empresas como Foxconn que tienen a sus obreros en semejante esclavitud. Y es que justamente ese es uno de los núcleos del problema --capitalista--: que la riqueza de Apple no es suya solamente, que aledañas se encuentran otras corporaciones que se pelean encarnizadamente las migas que caen de ese banquete, que como Foxconn hay cientos o miles de empresas dispuestas a realizar las mismas labores en condiciones incluso, si esto es posible, más ínfimas que las relatadas ahora.


Entretanto, ahí están miles de compatriotas de estos obreros, hacinados en tropel frente a las vitrinas de los establecimientos que ofrecen el nuevo iPhone, embriagados por ese extraño, incomprensible encantamiento que vuelve a los productos de Apple aparentemente irresistibles y a sus consumidores autómatas que no descansan hasta tener en sus manos el último de sus gadgets —que nunca es realmente el último.


Occidente consume productos elaborados por unos 400 millones de niños esclavos http://www.aporrea.org/internaciona...

                                                
Notas extras:


Después de la investigación, el Centre for Research on Multinational Corporations y el Students & Scholars Against Corporate Misbehaviour (Sacom), sostienen que:

* En algunas fábricas se requiere que los trabajadores que tienen un mal desempeño sean humillados públicamente.
* Es común tener hacinados dormitorios en los que a veces pueden dormir hasta 24 personas y bajo un control fascistoide. 
* Después de la ola de suicidios en Foxconn el verano pasado, los trabajadores fueron obligados a firmar una declaración prometiendo que no se matarían a sí mismos y que “atesorarían su vida”.


El año pasado Apple vendió 15 millones de iPads en el mundo y se espera un crecimiento desenfrenado, lo que significará más esclavitud en los "iPodores" chinos en el esfuerzo de satisfacer el delirio consumista del mundo...gracias a la sonrisa con la que los niños trabajan bajo la hoz y el martillo.
                                                                    

PRESION--DEPRESION-COMPRENSION...HOY ME HE DEJADO QUE ME PINTE DON VICENTE



Hoy me he dejado que me pinte
don Vincent van Gogh.

He ido a su estudio,
me ha dado una silla,
y me ha dicho:

"Síentese, póngase las manos en las sienes
y los codos en las piernas,
sosténgase la cabeza,
y piense lo que quiera"

Y, obedeciendo, me he sentado en la silla.

Al principio sentí una cierta presión,
como si intuitivamente temiera
el puente dónde iba a entrar,
después, poco a poco,
según dejaba volar el lenguaje
de mi monólogo,
me asaltó una depresión,
y, por último,
la nítida comprensión de todo ello.

Don Vicente pareció adivinar
lo que me pasada porque me dijo:

"Así; así, exáctamente,
es cómo lo quiero pintar:
recorriendo los tres escalones
de la santísima trinidad".

Y es que Don Vicente es un hombre sorprendente.