Monday, January 25, 2010

HACERLE EL JUEGO AL SISTEMA DE LOS "CULTOS MEDICOS"



El lema de "Señales de los Tiempos":

"Ignota, nulla curatio morbi",
'Es imposible curar una enfermedad
 que no se conoce'.
Si. Es verdad. Porque:
"Bona diagnosis, bona curatio",
‘Buen diagnóstico, buena curación’,
para curarse es necesario saber de qué se está enfermo.
Apoyamos la Digna labor de "Señales de los Tiempos".
Pero creo que se tendría que enfatizar
ciertas sutilezas implícitas
para poder tomar exacta conciencia
de estos tiempos tan entrampados dónde vivimos
donde el tratar de acoplar las ambivalencias personales
a las omnipresentes contradicciones capitalistas
bajo las que vivimos crea tantas neurosis y tantos conflictos. 

Empecemos diciendo
que los que, verdaderamente, conocen la 'enfermedad'
y tienen realmente los medios para combatirla
son los "cultos médicos" que se benefican de ella,
los que basan su dominio y sus fortunas
en la existencia de ella;
y la trágica paradoja radica
en que son esos mismos 'médicos'
a los que tenemos que pagar
cuando vamos a visitarlos con esa 'enfermedad'.

Por lo tanto,
no es cuestión de "conocer la enfermedad",
es cuestión de crear
(en lucha sin cuartel contra esa 'clase médica')
un sistema nuevo profiláctico-revolucionario
en el que se le pague a esos 'cultos médicos'
tan sólo cuando estemos sanos,
asi quedarían obligados
a defender sus intereses
cuídando siempre por la salud social de todos.
De lo contrario nunca nos curaremos
porque es, precisamente,
el buen funcionamiento de la "enfermedad",
de 'per se',
lo que hace posible el mantener engrasados
los engranajes de la Dictadura
del Negocio de esos 'médicos'.

Ahora entendemos el por qué
el hecho de 'dar a conocer esa enfermedad',
el hecho de usar esa decorativa 'libertad'
que los 'médicos' nos dán
para que la conozcamos y la publiquemos,
en esencia,
sólo los beneficia a ellos
porque son los únicos que cobran y ganan
'cuando estamos enfermos' y tenemos que ir a visitarlos.

Y es entonces, cuando, queriéndolo o no,
le hacemos el juego a éste sistema de 'cultos médicos'
mediante el uso de esa misma 'libertad' de cartón
(¡con la que creemos que vamos en contra de ellos!)
que nos otorgan para publicar
todas las "Señales de los Tiempos"
y todos los "Tiempos de Señales",
sin los cuales,
ni podrían tener la coartada de su "democracia"
ni podrían cobrarnos y ganar cuántiosas sumas
con todas nuestras "enfermedades".

Es, transbordando a nuestro caso
la famosa dialéctica de Hegel del "amo y el esclavo",
que en ésta ecuación del "medico y el paciente",
éste último es necesario para la existencia del primero,
la 'enfermedad' es el 'reason d'être'
para la supervivencia del galeno.
Por eso no 'curaremos nuestra enfermedad'
sólo con conocíendola,
denuncíandola o exponíendola 'digitalmente'
a través de los medios que tan 'generosamente' nos ofrecen,
sino que la curaremos derrocando la estructura médica
(que vive lujosamente de ella)
y sustituyéndola por un  racional sistema
higienico dónde los 'nuevos médicos'
sólo puedan aprovecharse de nosotros cuando estemos sanos
y no cuando estemos enfermos.

Es, simplemente, la necesaria revolución,
con la que, "mutatis mutandi",
podamos llegar algun día a montar
unas señales, que, al igual que las que regulan
el tráfico de vehículos en las carreteras,
sean respetadas y sirvan, con igualdad,
para los intereses de todos
y no para que los coches de lujos
se salten la luz roja cuando les de la gana.

Y no somos ingenuos:
ésto no quiere decir que se destierre la 'enfermedad',
porque la contradicción es endógena  al hombre,
pero por lo menos sacaremos de en medio
a una sociedad basada en la explotacion del hombre por el hombre que, en lugar de domeñarla,
la estimula y la alimenta al usufructuarla,
y, por lo tanto, la perpetua en lugar de curarla.

Porque estamos en un Contrato Social
de un nuevo Rousseau en el que se nos dice:
"Miren: yo seguieré explotando,
saqueando, derrocando, invadiendo,
matando, mintiendo, pero, ahora bien:
os concedo el derecho de denunciarme
si asi lo deseais,
porque ésta es la única manera que tengo
de probrar que vivimos en un 'mundo libre'
...'libertad', que, subsecuentemente,
me hace falta para seguir haciendo lo que hago".

Este es el Contrato que hemos firmado:
la manera funcional en la que,
queriendolo o no,
le hacemos el juego a este sistema
que, para la 'salud de su enfermedad',
digiere y excrementa, sin perjuicio ninguno,
todo lo que le echamos.


Si, es imposible curar una enfermedad que no se conoce,
"Ignota, nulla curatio morbi",
pero la que nos aflije hoy en dia la conocemos muy bien
...el unico obstaculo son los 'cultos medicos'
que se benefician de ella.

LA AUTODIDAXIA: DE MONAGUILLO A PAPA




     








Esta autodidaxia ha sido un proceso largo de estudios y trabajo que ha durado setenta años! Cómo veís, comencé de monaguillo, en el puesto ecleciástico más bajo; eran tiempos duros y lapidarios, de hambre, de represión y escarnio.  Daban "hostias" por todos lados.

Yo -cómo monaguillo- hacía las hostias con harina de pan blanco (una harina, que, por aquellos tiempos, era manjar sagrado; hoy creo que usan un sintético especial orgánico..dios ha camiado de gusto y de bocado)...aún me acuerdo...en un molde eléctrico que el cura me encargaba de tener siempre limpio y a mano; y el vino, antes de consagrarlo, tenía que tener sus adecuados grados (de alcohol), pués ya se habían dado casos en los que más de un sacerdote, a mitad de la misa, se había desplomado; entonces se tenía que tener mucho cuidado; y yo era el encargado de que todo estuviera siempre en perfecto estado.

El tiempo fué pasando y mi vocación y mi fé fueron aumentando. Así, que, poco a poco, pasé a ser sacristán, bautizos, bodas, entierros, dónde los muertos se hacían carne y pulso que aún no he olvidado, dónde la muerte y la vida, aprendí, siempre van de la mano, y litúrgias de domingos, cuando los evangelios del Apóstol de los Pobres, como empecé a llamarlo, me comenzaron a abrir inquietudes que después me abrirían nuevos campos.


Después...hasta me dá verguenza contarlo...una noche soñé que se me aparecía el arcángel San Grabiel y que me anunciaba algo, algo que al principio no entendí, pero que después fuí vislumbrando, y era que me pedía que ingresara en el Seminario, y yo le dije que no estaba peparado, pero me contestó que al Seminario que se refería era el de la Vida Misma, dónde hay matrícula libre y cada cual tiene que hacer sus estudios recorriendo sus caminos y enfrentando al Auténtico Cristo que es el que realmente nos enseña y nos ilumina la justicia y el espíritu que todos llevamos, y que aquí, las jerarquías ecleciásticas son tan sólo la madurez y la genuína razón que nos guía.
Y me gustó lo que me decía, así, que, aquella misma mañana, ingresé en aquel maravilloso Seminario que el arcángel, en mis sueños, me proponía.


Y me fuí por el mundo, por la existencia, por los pueblos, por la vida, por su Interperie, por sus abismos, por sus vaguadas, por sus avenidas...el mismo paísaje que una vez Cristo lo describió diciendo: "Las aves del cielo tienen sus nidos y las alimañas sus guaridas, pero el Hijo del Hombre no tiene una almohada dónde apoyar su cabeza".


Y ésto fué lo que yo fuí realizándo y verificando en el Seminario de la Vida. Y poco a poco, recorríendo las veredas y atajos de éste ancho y ajeno mundo, de sacristán, pasé a obispo, a cardenal, pués ya los birretes de las carreteras por las diferentes ramas de la humanidad que atravesaba se fueron poniendo rojos de tanta esperanza y sangre que de ellos emanaban. Y en una de las bifurcaciones de los caminos,  no hace mucho tiempo, conocí al Padre Miguel D'Escoto (Ex-Presidente de la Asamblea General de las Organización de las Naciones Unidas, ONU)...y me causó una impresión grandísima...¡ Me enseñó tantas cosas...!  Y fué él el que, realmente, me hizo ver al Verdadero Jesucristo (el que yo siempre, desde monaguillo, había presentido), y fué él el que me consagró Papa al comprobar que yo ya estaba preparado para conocer la Verdad: que el llamado Santo Padre del Vaticano es tan sólo un impostor al servicio del Capital, que tan sólo representa al Anti-Cristo al que tenemos que desenmascarar, pues el verdadero Cristo está en la Justicia que todos, hechos Papa ya, tenemos que llevarla a la práctica comprometiéndonos con aquel Apóstol de los Pobres, que, por subvertir revolucionariamente el orden establecido en aquella época del Sanedrín Imperial, fué condenado a muerte como todos los Redentores de la humanidad.


Y esta es mi autodidaxia, mi transcender, ese largo proceso de nuevos conocimientos y valores que vamos incorporando a nuestro saber hasta que, en contínua evolución, de monaguillo a Papa, podamos crecer.