Schubert, Ständchen (Serenata)
Franz Schubert la escribió durante el que sería su último año de vida.
Una inmensa y serena melancolía colgada del árbol de su fruto final.
El universo que se desmorona
en su calma original.
Todo perdido.
Para qué esperar...
Misterio del ser humano
que sigue y seguirá sin descifrar.
Lirio frágil y liquido
que se nos escapa de las manos,
que ya no aguanta más...
Nave entre montañas
donde un día fuímos,
acompañados,
diluída en lejanías,
ya sin saber regresar...
¿Qué hay en la música?
¿Qué nos dice?
¿Qué nos insinua,
qué alza y quita?
¿Qué río sin mar
se hace lago sin desembocar?
¿Qué hielo parece derretirse
en agua que nunca será nuestra?
¿Qué sendas abre y sepulta
por dónde vamos pasando y dejando
las huellas irrecuperables de nuestras
orillas y fisuras sin realidad?
¿Qué pedazos de nosotros mismos
presentimos que se van desvaneciendo
sin poder volver atrás?
¿Qué temporalidad nos evoca y nos devora?
La muerte siempre esperando
y la vida siempre aplazando,
aplazando,
éste dueto al que ésta música
le pone su soneto mortal...
Doce de la noche.
Me he escapado con Schubert
por el portalón del corral.
No me ha visto nadie
Que bien
Asi mañana no tendré nada que contar...
