Navidad...¡ Zasssss...!...¡ Pummm....!...Pasó....
Año Nuevo....¡ Zassss....!....¡ Pummmm....!....Pasó....
Yo no los he visto ni pasar.
Para mi, ahora, todo transcurre tan a prisa
y tan rápido que el sentido de fugacidad,
de temporalidad,
de imparmenencia,
esta cobrando una semántica de miedo.
Son como esos relojes de Dalí doblados y rotos,
que, desde el reloj de arena al reloj atomico,
solo pueden medir intervalos de tiempo,
pero nunca la Velocidad
con la que esos intervalos
pasan delante de nosotros.
Pero, claro, no es el paso ni de la Navidad
ni del Año Nuevo, es obvio:
es la zancada, el transcurrir de la Existencia
lo que es Escalofriante.
Es como si hubiera un Iman, un Atractor,
en el final, en el Omega del camino,
y, claro, al nacer, en el Alfa,
cuando la distancia es mas grande hasta ese final,
no sentimos tan intensamente esa fuerza gravitacional,
ese tirón tremendo del transcurrir;
es por eso que de niños, de jovenes, el tiempo 'no corre',
pero en la proporción que vamos caminando
hace el final, esa distancia cada vez se hace mas corta
y el jalón del paso del tiempo se incrementa,
la atracción del Iman crece.
(Tal vez aqui la ley de la fuerza de gravedad dónde los cuerpos se atren en proporción al producto de sus masas e inversamente
proporcional al cuadrado de sus distancias, tenga algo que ver con este asunto)
El 'Mysterium Tremendum' sigue siendo uno sólo: el transcurrir del tiempo.
Cuando le preguntaban a Pitágoras que qué era el tiempo, respondía que el alma del mundo. Y tal vez sea verdad.
Crowfoot, líder y orador de los nativos Blackfeet de Norteamerica, en su lecho de muerte, cuando fue preguntado acerca de qué era la viva, supo describir muy bien ese "alma" pitágorica:
"Qué es la vida?, me preguntaís? La vida es un relampago en la noche. Es el aliento de un bufalo en invierno. La fugacidad de la sombra que corre sobre la yerba y va a perderse en el ocaso del dia".
Este es el tiempo.
O la vida, que es lo mismo.
Ese !Zassss! que toma la existencia en cruzar nuestros horizontes.
De ahí lo Escalofriante.
Los científicos usan otra 'escala' para pensar.
Para ellos el 'paso mas corto de tiempo' es el que toma la luz en atrevesar el núcleo del atómo: un trillón de partes de segundo; y el más largo es la edad del universo, quince mil millones de años. Dentro de estos dos 'límites' está contenido 'todo el tiempo'; afuera de éstos dos parámetros no hay 'tiempo oficial'.
Tal vez el nacer y el morir de la extraña criatura humana sean también esos 'límites' dónde está contenido 'todo el tiempo' (todo nuestro disponible tiempo), y lo mismo que va en aumento la velocidad con la que se expande el Universo desde su orígen hacia su término, también a la expansión del transcurrir humano le pase lo mismo que al Universo: cuanto mas lejos de nuestros Alfas nos encontramos más velocidad del paso del tiempo de nuestras existencias alcanzamos. Quizás sea por eso que cuánto más cerca estamos del 'término de nuestro viaje' más a prisa pasa el paísaje que vamos viendo desde nuestro vagón vivencial.
De miedo.
Tal vez por eso, las Navidades y el Año Nuevo ni los he visto pasar. Tal vez por eso ahora siento que todo lo que he vivido no ha sido mas que ese "relampago en la noche" que Crowfoot supo vislumbrar.
O más arcano aún: o tal vez el tiempo que la luz tarda en recorrer el núcleo del atómo y el tiempo que ha transcurrido desde el Big-Bang sean intercambiables, y en ciertos lugares y condiciones los dos sean iguales.
Y en este sentido, ese "alma" pitágorica del mundo siempre sera indescifrable, y las Navidades y los Años Nuevos, y nuestras Vidas individuales, seguiran pasando y circulando sobre un tornillo sin fin en el que la compresión del tiempo se hace totalmente y absurdamente inalcanzable.
De miedo.
Y escalofriante.
Buebas noches.
